Me he dado cuenta de que con cuarenta años soy capaz de hacer muchas más cosas de las que hacía con veinte. No entraré a relataros mis hazañas físicas y mentales porque entonces pensaríais definitivamente que estoy en plena crisis de cuarentón, pero sí os pondré un ejemplo muy claro: puedo recordar lo que hacía con treinta.
Aunque cabe hacer una puntualización que presumo no habrá escapado a vuestra perpsicacia: con veinte años lo podías imaginar, y ahora ya no.
Que cada uno haga balance y decida si prefiere recordar o imaginar.
15 comentarios:
No sé, dicen que dicen que la memoria engaña, que uno puede recordar cosas que en realidad no pasaron. Por otro lado, la imaginación es bastante engañosa también porque todo parece perfecto. Digamos que prefiero imaginarme que tengo recuerdos fidedignos y recordar que me imagino de veinte. O algo así...
Maia, memoria selectiva e imaginación sin límites: bonita forma de resolver el dilema.
Un abrazo.
Por naturaleza me he inclinado más a imaginar. Recordar, lo justo, para cuando ande escaso de imaginación o cuando la edad me obligue a repasar vivencias. Los recuerdos y el pasado pueden servir para encarar mejor lo que nos viene, pero detesto la gente que vive perpetuamente recordando hazañas jamás realizadas.
Ha sido un placer volver a leer tus lúcidas reflexiones de cuarentón.No te preocupes que todo es un mito (aunque la barriguita ya no consigo enderezarla). Un fuerte abrazo.
Carlos, para reflexiones lúcidas las tuyas. La imaginación nos permite ser valientes, mientras que el recuerdo es implacable con nuestros fracasos. Siempre habrá quien se recree en el recuerdo de méritos que no le corresponden, pero no conozco a nadie que, puestos a imaginar, dibuje para sí un escenario de penurias.
Yo tengo muy buenos recuerdos, y si hubo malos (que por supuesto los hubo, ...ni te imaginas) trato de irlos olvidando, tomando buena nota de las lecciones aprendidas.
Un placer tenerte de nuevo por aquí. Voy a ver si hay novedades en El buscador de tusitalas.
Un abrazo fuerte.
Jose, Jose... recordar e imaginar no pertenecen al mismo plano, al menos para mí. Los 40 te dan cierto sosiego, cierta distancia, cierta madurez. Está muy bien. Lo malo es que se escapan como la arena entre los dedos y cuando piensas que los 40 son geniales resulta que tienes ya 50. Lo malo no son los 40, lo malo es el paso del tiempo. Y respecto a la imaginación, para algunos nos es necesaria: como forma de creatividad, como escapismo, como lo que sea. Te extrañaba ya... Un abrazo.
Ramón, me tienes que explicar eso de los planos distintos. ¿Piensas que es posible la imaginación sin memoria?
Yo también me acordaba de ti, pero imaginaba que vendrías.
Un abrazo.
Jose, existe más gente de la que nos imaginamos pensando en tristes escenarios futuros fruto de depresiones y otras enfermedades, por lo que imaginar en negativo no es tan infrecuente.
Yo también olvido con facilidad los malos recuerdos (esa memoria selectiva que apuntabas todavía funciona bien), pero como dije no me gusta recrearme en los recuerdos, no fuera a ser también que surgieran dudas de porque no lo hice así o asá.
No hay nada escrito todavía para mis tusitalas pero si mucho pensado. Las vacaciones sientan bien para el refresco, pero no se cuando me pondré pues ha llegado mi hermana de New York y me gusta estar con ella casi a tiempo completo (ya le dejaré que te escriba unas líneas, pues se nota que le atraen tus textos).
P.D. Isabel me ha absorbido este verano con la lectura de Escuela de Mandarines. La densidad de la propuesta me ha llevado su tiempo.
Un abrazo.
Entre recordar o imaginar, recordar el pasado o imaginar el futuro, yo preferiría vivir el presente. Sin embargo, es muy difícil liberarse del lastre del pasado y muy fácil agarrarse a la ilusión del futuro.
Con la edad se acumulan los recuerdos (a veces adornados con un mucho de imaginación) y la imaginación pierde fuelle.
Pues yo opto por las dos propuestas. Deseo recordar y ansio y practico "el" imaginar.
Ahora que tengo más de 50, recuerdo mil cosas más de las que nunca pude pensar.
Espero que el señor "aleman" no me haga una jugarreta ;)
Besos
No me acuerdo de quien dijo aquello de que "el recuerdo es el único paraíso del que no podemos ser expulsados". Es una frase bonita pero también es una mentira como una casa. Si que podemos. Yo, que a falta de otras cosas, tengo una memoria excelente prefiero siempre la imaginación.
Besitos, Jose
Siguiendo con el comentario de Estrella, yo también diría que prefiero vivir el presente, ni recordar, ni imaginar. Mi Maestro de yoga, al final de cada clase, durante la relajación, siempre repite una frase : “El pasado y el futuro no existen …”. Y sigue con unos comentarios sobre que son situaciones mentales y que sólo existe el presente. De todos modos, creo que hay una diferencia y es que el pasado sí que ha existido, y es real en nuestra mente (al margen de las tergiversaciones que podemos hacer de los hechos sucedidos). No en cambio el futuro.
Así que si hay que decantarse por alguna opción, prefiero la de recordar, con memoria selectiva claro, no hay por qué rememorar momentos tristes o dolorosos, y vivir el presente sin imaginar demasiado un futuro que ahora mismo no existe, ni puedo saber si existirá. (¡Y es que no me imagino con 60 o 70 años!).
Buen verano para todos.
Esto es muy relativo... Ante todo me gusta recordar, pues quien inventa o imagina su Vida sólo puede tener dos motivos: O bien su Vida ha estado tan vacía que resulta triste aceptarla, o bien tiene algo que esconder.
Quizá el primero se parezca más a mi caso, pero aún así me niego a inventar una Vida que no ha sido la mía... El primer engañado sería yo.
Un Beso Inventado, Tocayo.
Me gusta ese tonito ligeramente cabroncete y desafiante de tu entrada. Seguramente no se podría imaginar sin recordar. El puñetero punto medio, seguramente: no recordar ni imaginar demasiado. O hacerlo hasta donde no duela, o hasta donde el dolor pueda transformarse en otra cosa. Belleza, por ejemplo.
La crisis de los cuarenta es como todas, llega y se cura con el tiempo.
(gracias por tua amabilísimas palabras en mi última entrada, José.)
Un abrazo.
Carlos, ese tipo de enfermedades son una verdadera crueldad. No poder ni imaginar la felicidad.
Da un abrazo bien fuerte a Anabel. Sus últimos comentarios en mi blog han sido buenísimos y le estoy muy agradecido. Yo también echaré en la bolsa de "los libros a leer en vacaciones" Escuela de Mandarines, aunque me parece que voy a necesitar cuatro o cinco meses para leer todo lo que ya hay dentro.
Estrella, yo no pretendía establecer una división tan marcada entre recuerdo e imaginacón. Pienso que no está mal que ambos se confundan en ocasiones. Está claro que todos preferimos el presente, pero éste no existe sin el recuerdo y sin la imaginación. Nadie dijo que fuera a ser fácil liberarse del lastre del pasado (cuando el pasado es un lastre), pero tampoco fue nada fácil aprender a hacernos bien el nudo de los zapatos, y fíjate ahora. Por otro lado, esa ilusión de futuro puede ser un buen motor para el presente. ¡Que no pierda fuelle la imaginación! Piensa que darle al fuelle es mucho más fácil que hacerse bien el nudo de los zapatos.
Alba, hay que mantener alejado al señor alemán y conservar la mente en forma tanto para deleitarse en el recuerdo como para gozar de la imaginación. Veo que redondeas pi en el cuarto decimal. Supongo que es más que suficiente para las operaciones algebraicas habituales, pero yo sigo usando los seis que todavía recuerdo (141592). Ya ves, a mí un día debió visitarme un señor griego.
Almalaire, esa buena memoria te permitirá recordar durante mucho tiempo todas las cosas que imagines. Lo peor que le puede pasar a una frase falsa es que además sea fea. Como bien dices, esa por lo menos es hermosa. Yo ya dije una vez que prefería que me mintieran, y puestos a elegir, que sean frases bonitas, claro.
Paloma, yo cuando cierro los ojos veo con tanta claridad la imágenes que forman mis recuerdos como las que construye mi imaginacón. Pero cuando abro los ojos es cuando veo claro (y no pretendía llevarle la contraria a Foix cuando escribía su poema que después utilizó Serrat: "És quan dormo que hi veig clar") y esa imagen es siempre aquí y ahora. Si algún día te imaginas con 60 ó 70 años espero formar parte de ese lienzo.
Tocayo, no acepto que ningún J. Lorente vaya diciendo por ahí que su vida ha estado vacía hasta el punto de que le resulta triste aceptarla. Sí acepto en un tocayo la falsa modestia, incluso la modestia verdadera. Y no empieces otra vez con eso de vidas que no son las tuyas que nos vamos a volver a liar.
Blanco, que no falte nunca ese tonito, y que el tiempo no sea capaz de curarlo. Mi comentario a tu entrada fue fruto de cualquier cosa menos de la amabilidad, pero aprecio sinceramente tu amable agradecimiento.
Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. No sé si la entrada se ha entendido de la forma que yo pretendía que se entendiera, pero en cualquier caso se han dicho cosas muy interesantes que, como siempre, enriquecen el blog mucho más allá del contenido de mis textos.
Un abrazo muy fuerte y hasta pronto.
Tocayo, me da que no me has entendido del todo... Me refería más bien (aunque quizá haya sido demasiado explícito) a que yo tampoco he tenido una Vida de la que me pueda sentir orgulloso (en algunos momentos y aspectos). Pero no por ello recurro al truquillo de inventarme cosas que contar que en realidad no me han sucedido. Prefiero aceptar mi Vida como ha sido, con sus cosas buenas y malas, que de todo ha habido.
No era tan lioso, creo yo.
Un Abrazo, Tocayo... Me voy a tu nueva entrada.
Publicar un comentario