He visto con cierta pesadumbre cómo durante los últimos meses se hacían obras en el Paseo de Santa Coloma, y esa aflicción no se debía tanto al desafortunado urbanismo de la intervención (que también) como a pensar que estaban preparando la vía para que Manolo Reyes (el Pijoaparte) llegara puntual a su encuentro con Teresa Serrat.
Y que conste que me encantaría que alguna vez vencieran los olvidados, los desaventajados, los menesterosos, los necesitados, los desamparados..., pero sería complicado manejarse en un mundo en el que ganaran los perdedores, dijeran la verdad los mentirosos, se jugaran la vida los cobardes, pagaran ronda los tacaños, sentenciaran con imparcialidad los injustos, callaran los charlatanes, se deleitaran en caricias los brutos...
Consuela pensar, al menos, que aunque el pringado no pasó del Besós en su carrera hacia la Costa Brava a por la chica, Luis Trías (el niño bien) tampoco consiguió acostarse con ella. Todo un detalle por parte del autor al que nunca le gustó escribir sobre ganadores, pero tampoco quiso que sus perdedores, aunque sólo fuera por pura coherencia semántica, ganaran alguna vez.
12 comentarios:
Cuánto me gusto que lloviera la melancolía de Marsé sobre tu aflicción. Consuela que la literatura siga aliviando este mundo. Y lavándonos los ojos después de cada mirada, como recomendaba Mizoguchi.
Un abrazo.
tan real el escrito me quedo sin palabras
fantastica literatura!°
sigue asi!°
saludos
Grande Marsé :)
Siempre perdemos un poco todos aunque algunos siempre pierden un poco más, es parte de eso que dicen que es el camino y el aprendizaje. Besos,Jose
Siempre hay quien “pierde más” y quien “gana más”.
Soy afortunada por estar en el grupo de “la mayoría”, porque dentro de la mayoría es donde encontramos la diversidad de opiniones, la riqueza personalizada, donde nosotros somos YO, TU, EL. Aunque nos pongan como números en las encuestas.
José, tus post’s siempre me demuestra que eres único.
Las fronteras entre literatura y vida se confunden también para ti. Por eso comprendes a Marsé, o a Marés... o a los dos a la vez. Grande, grande sin paliativos nuestro novelista de referencia. Qué sorpresa tu entrada, pero que bien trabada.
Me encanta esta entrada, querido Jose. Esa referencia a "Últimas tardes con Teresa", del gran Juan Marsé... y esa voz que se une a los perdedores, a los más desfavorecidos... Perfecta, amigo.
Con raíces que no me impiden volar por otras tierras, un abrazo enorme.
No he leído nada de Marsé, pero, te leo a ti y tomando la frase de Daniel digo:
-“Consuela que la literatura siga aliviando este mundo”
Yo ando cansado de ver en este mundo como los que más gritan tienen razón, como los más listillos deciden por todos, como los más feroces triunfan o como los más poderosos nos dirigen.
Me gusta que los escritores decidan, de vez en cuando, hacer justicia con los desprotegidos para darles la oportunidad que les niega la vida (nunca de forma panfletaria). Un abrazo.
Ganamos/Perdemos/Pero mejor/que ganemos.
Poesía popular interpretada -probablemente- por alguna antigua hinchada de fútbol.
Pues a mí no me cuesta mucho pensar en ese mundo al revés, de hecho lo sueño y ansío cada día; aunque me quedara sin argumentos para escribir. Es que tengo una imaginación...
Un texto excelente, gracias por compartirlo.
Tú mentando a Marsé y yo a Gil de Biedma. Creo que ambos forman parte de nuestra educación sentimental.
Leí, no sé dónde, que Marsé acabó de escribir "Últimas tardes con Teresa" en La Nava de La Asunción, la casa de recreo de Biedma.
En Asturias oí por vez primera referirse a la clase pudiente, a los que tienen dinero y poder, como "los que nunca pierden". Me parece que sabían lo que decían.
Un abrazo.
Muchísimas gracias a todos por pasar por aquí y dejar vuestros comentarios.
Siempre es un placer leerlos y pensar que os interesa lo que aquí voy dejando.
Un abrazo y hasta pronto.
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