miércoles, 13 de octubre de 2010

El gran carnaval


Hay una pregunta que los grandes hombres suelen hacerse de vez en cuando con un deje de amargura ("¿Por qué siempre he de tener razón?") pues, a pesar de todo, en esas determinadas ocasiones les hubiera gustado equivocarse.

Pero los grandes hombres aciertan, y vuelven a acertar... Y el dolor se convierte en un gran carnaval porque la audiencia es morbosa, el espectáculo mercancía, y nadie quiere quedarse fuera de ese mercadeo, ni siquiera las víctimas.

7 comentarios:

Carlos dijo...

Jose lo has clavado. Que bien traído nuestro amado Wilder que tanta razón tuvo siempre. Como todo lo dejó dicho en esta visionaria película yo me callo. Un abrazo.

Eastriver dijo...

Sí, de acuerdo... totalmente además. Pero que´difícil sustraerse del impacto emocional mediático. Sé que igual mi vecino sufre más, pero de verdad que hoy estoy pendiente de ellos. Huyo del exhibicionismo pero acabo de llegar del trabajo y lo primero ha sido mirar si todo seguía bien. Hoy seguramente me siento más un abuelito engatusado pero no lo puedo evitar.

Daniel Domínguez dijo...

La víctimas, víctimas del mercadeo, cautivos del mercadeo, carne de mercadeo. ¡Cuánto duelen!
A veces, el cine profetiza.
Un abrazo.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Billy Wilder, aparte de tener un reconocido talento para la comedia, era un hombre sabio que sabía lo que decía.
Seguro que, en más de una ocasión, le hubiera gustado equivocarse, porque es hermoso equivocarse y no dar cumplimiento a determinadas estadísiticas.

Sin máscaras de carnaval, has estado estupendo: directo, preciso y acertado.

Un fortísimo abrazo, querido Jose.

Thornton dijo...

Ya sabiamos que todo en la vida es cine y ahora comprobamos que, también, todo en el cine es vida.

Qué fino has estado, Jose. Qué manera de relacionar. Creo que es la manifestación más interesante de la cultura, tener la capacidad de relacionar.

Un abrazo.

Jose Lorente dijo...

Carlos, nuestro amado Wilder...

Ramon, eres todo bonhomía. Yo que no lo soy tanto pienso que el infierno de esa gente comienza ahora. No me extrañaría que en unas pocas semanas pidan volver a ser enterrados a setecientos metros de profundidad.

Daniel, dicen que la realidad supera a la ficción, pero me atrevería a decir que en contados casos llega a mejorarla.

Isabel, Wilder se desenvolvía con maestría en los registros más diversos. Alguien que dominó como muy pocos el lenguaje cinematográfico y que entendió a la perfección el tiempo en que le tocó vivir.

Thornton, Wilder tenía que saber mucho sobre la vida (y ser muy culto) para hacer cine de esa manera. Por cierto, ayer entendí el verdadero significado de la crítica de Truffaut a la película "Le piace Brahms?". Lástima que me costara casi dos horas de mi tiempo (cabezadas incluidas, todo hay que decirlo). Al decir "Brahms sí", estaba diciendo "La película no". ¡Y cuánta razón tenía! Bodrio monumental del que no se salva ni la música del bueno de Brahms destrozada en extrañísimas versiones, especialmente del Poco allegretto de la tercera sinfonía, a cuál más infame. Realmente alucinante una jazzística, con letra y todo, que canta una negra en un tugurio en uno de los momentos que el director supongo pretendía que fueran de los más emotivos de la película. Nefasta de principio a fin. A partir de ahora, cuando quiera emitir cortesmente un juicio negativo al ser interpelado sobre mi gusto en relación a alguna cuestión en concreto ("¿Le gusta a usted X?"), responderé, al modo de Truffaut: "Me gusta Brahms".

Un abrazo fuerte para todos y muchas gracias por vuestros comentarios.

Jesús Cánovas dijo...

Total, que no veo la película"¿Le gusta a usted Brahms?" para aprehender mejor a Brahms.
¡Que me liáis, linces!