martes, 5 de octubre de 2010

El otoño es Brahms


Soy de los que piensan que se podría escribir una historia de la música omitiendo a Brahms, pero preferiría que esa historia no se escribiera jamás ya que se trata de uno de mis compositores favoritos, seguramente el más admirado por mí cuando comencé a escuchar música.


Entonces toda la carne
es como la hierba
y todo el esplendor del hombre
es como la flor de los prados.
La hierba está seca
y la flor está marchita.


Ein Deutsches Requiem. II, Den alles Fleisch ist wie Gras.
Primera epístola de S. Pedro, 1-24


Fue un tipo solitario e introvertido, y esos rasgos de su carácter marcaron su estilo compositivo. Sin duda tenían razón los que apreciaban en él "virtudes anticuadas". Berlioz compuso la Sinfonía Fantástica antes de que él naciera, y contemporáneos suyos como Liszt, Wagner y Bruckner estaban llevando la música hacia nuevos terrenos de forma, armonía y expresión, superando los esquemas tradicionales en favor de un nuevo romanticismo.

Johannes Brahms, mientras tanto, levantaba sus composiciones sobre los viejos fundamentos de Bach y Beethoven, aunque eso sí, reinterpretados y desarrollados de manera muy personal. Así, combinó la estricta construcción y la densidad intelectual de las formas tradicionales (sinfonías, cuartetos, sonatas) con ese melodismo anhelante y sinuoso tan característico suyo, sumamente expresivo y desconocido hasta entonces.

Música de esfuerzo y trabajo más que de inspiración y agudeza, pero de gran consistencia intelectual y de enorme melancolía romántica. Un estilo seguramente poco innovador, pero en cualquier caso profundamente conmovedor, tan contenidamente otoñal.

11 comentarios:

Madison dijo...

Pues te digo lo mismo que dije a Daniel, que con sus entradas sobre cine veo las películas de otra forma.
Leerte a ti hace que la música, esa música que he escuchado a lo largo de mi vida en muchas ocasiones, adquiere otro sentido.
Un placer leerte José
Un abrazo

Daniel Domínguez dijo...

Ya he comprobado cuánto me conviene dejarme guiar por tus iluminaciones. En esta noche de viento y lluvia me dejaré conducir por la candela que alumbra al viejo Brahms.
Un abrazo.

alma dijo...

Es de mis favoritos :) claro, que el otoño es mi estación y ahora ya siempre asociaré a uno con el otro

Un abrazo, Jose.

Thornton dijo...

No sé si conoces la película "¿Le gusta a usted Brahms?" Truffaut escribió su crítica en una revista de cine, sólo contenía dos palabras: "Brahms, sí".

Pues eso digo yo, Brahms, sí.

Efectivamente Brahms no estaba obsesionado por la "música del porvenir". No tenía el menor afán de ser un innovador pero esto no le impidió ser uno de los grandes.

En su trío para piano nº3, en el primer movimiento, hay un segundo tema que tarareo sin cesar -larirola lirola lirolelo...- es una de esas perlas que tengo recogidas y bien guardadas en la memoria.

Magnífica entrada, Jose.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Eres mi melómano favorito, lo tengo claro, cada día más. Y eso aunque digas que Brahms es grande, que lo es, qué duda cabe, aunque quizás no grandísimo.
Otoño y Brahms, qué gran cóctel.
Besos, Jose.

Carlos dijo...

Bueno Jose, veo que el otoño te ha entrado por la vena musical y me alegro porque nos abres las puertas de tus conocimientos a los menos versados.
No soy muy de Brahms, sencillamente porque no le he dedicado lo que se merece y por lo tanto te leo atento. Eso sí, le reconozco su vena melódica y es que Brahms era un gran admirador de la melodía y por eso apreciaba tanto a Johan Strauss, acudiendo puntualmente a sus conciertos de valses en el prater vienés.
Bueno me callo que aquí entre el maestro y tu me abrumáis de sabiduría musical. Un abrazo.

Jesús Cánovas dijo...

Para aprehender mejor a Brahms intentare ver la película que menciona Thornton "¿Le gusta a usted Brahms?"
Un abrazo, musiqueros, que soy unos musiqueros.

Anónimo dijo...

¡Qué hermoso era Brahms! El retrato es magnético. Es la imagen de la inteligencia y del talento torneadas a través de los años. Es un rostro de eterna, sabia y bella vejez.
Me gusta su 3ª sinfonía.

¡Salud!

Carlos dijo...

A Johannes Brahms

Yo, que soy un intruso en los jardines
Que has prodigado a la plural memoria
Del porvenir, quise cantar la gloria
Que hacia el azul erigen tus violines.
He desistido ahora. Para honrarte
No basta esa miseria que la gente
Suele apodar con vacuidad el arte.
Quien te honrare ha de ser claro y valiente.
Soy un cobarde. Soy un triste. Nada
Podrá justificar esta osadía
De cantar la magnífica alegría
-Fuego y cristal- de tu alma enamorada.
Mi servidumbre es la palabra impura,
Vástago de un concepto y de un sonido;
Ni símbolo, ni espejo, ni gemido,
Tuyo es el río que huye y que perdura.
Jorge Luis Borges

Con este poema y unas audiciones de Brahms le rindo el merecido homenaje y mi castigo queda cumplido. Un abrazo.

Unknown dijo...

Me gusta el otoño.
No sé si me gusta Brahms. Mi laguna de música clásica es tan grande que parece un mar.
Después de leer tu entrada -y el poema de Borges que ha colgado Carlos-, ya tiene para mí algo ganado. Me cae bien el hombre.
Y todo esto te lo cuento escuchando a Bach, que viniendo de mí, y de mi clásica laguna clásica, tiene su aquél.
Un placer repetido, Jose.

Jose Lorente dijo...

Madison, eres enormemente generosa comparándome con Daniel. Yo soy un mero aficionado que disfruta compartiendo con vosotros sus gustos, doblemente con personas sensibles como tú.

Daniel, esa candela se multiplica en mil reflejos sobre las gotas de lluvia que resbalan al otro lado de la ventana.

Almalaire, para mí son indisociables. Es escuchar a Brahms y ver caer las hojas.

Thornton, a ver si puedo ver pronto la película, pero Brahms sí, por supuesto, cómo no. Cantas muy bien, es un tema precioso. Aún así, mi trío favorito es el nº1. Brahms dio lo mejor de sí en la música de cámara y me atrevería a decir que también en las obras corales de pequeño formato, y como nos gusta regalarnos perlas, apunto aquí los cánones op.113 para coro femenino.

Isabel, yo sí diría que Brahms es grandísimo, enorme. Un artista que suplió con dedicación y esfuerzo lo que le faltaba de genio. Todo un modelo a seguir para los que, hablo por mí, no recibimos a diario la visita de las musas.

Carlos, la anécdota con Strauss es muy significativa. Dicen que en un concierto en el que se interpretaba alguno de los valses del vienés tomó el abanico de su vecina de asiento y escribió: "Lástima que esto no fuera compuesto por Johannes Brahms." Dice mucho de su humildad y de tener bien asumidas algunas carencias. Resulta sorprendente que con Bruckner, al que criticó tan cruel como injustamente, no obrara de la misma manera. Gracias por ese poema que refleja a la perfección que la música es, sobre todo, la forma de expresión de las almas enamoradas.

Hablador, su tercera sinfonía es un monumento. Bukowski manifestó en repetidas ocasiones ser un admirador de la música sinfónica de Brahms y, en concreto, de esta tercera, aunque esto no signifique necesariamente nada en favor o en contra de Brahms. Has descrito muy bien el retrato. A mí también me atrajo magnéticamente cuando lo encontré en la red buscando la ilustración de esta entrada.

Blanco, si te gusta el otoño, y te gusta Borges, y escuchas a Bach, y te gustan los mares y las lagunas, estoy convencido de que también te gusta Brahms aunque todavía no lo sepas.

Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. Como suele suceder, las entradas cobran interés con ellos. Me ha extrañado que nadie me haya insultado por plantear siquiera una historia de la música excluyendo a Brahms, pero lo tomo como una muestra de respeto hacia mí por vuestra parte y que, en el fondo, habéis sabido leer entre líneas que lo admiro profundísimamente.

Un abrazo para todos y hasta pronto.