La experiencia va transformando poco a poco nuestra mirada, en ocasiones afianzándonos en un determinado punto de vista, pero en otras ofreciéndonos una nueva perspectiva.
Por supuesto no me estoy refiriendo a que los demás reconozcan en nuestros ojos un estado de ánimo cambiante, ya sea de melancolía, de entusiasmo, de enamoramiento o de pérdida, sino a que la realidad que nos envuelve pueda cobrar para nosotros un nuevo sentido al ser mirada de otra manera. Así, no se trata tanto de lo que vemos ni de cómo lo vemos, sino de cómo lo miramos, y en esa mirada intencionada se explica el modo en que hemos decidido relacionarnos con el mundo.
No creo que las cosas (el universo sensible) hayan mudado tanto de un tiempo a esta parte como para que yo perciba que son tan distintas, radicalmente otras. Pero es cierto que esa sensación de cambio a mi alrededor existe y acabo pensando que lo diferente, por fin, es mi forma de mirar.
14 comentarios:
La mirada se va cargando de tiempo, de todo lo que hemos perdido. Pero ya sabes que Woody Allen dice que el pasado no es lo perdido sino lo único que tenemos. En todo caso, lo vivido modifica el diafragma de nuestra óptica y vemos con otra pronfundidad, con suerte un poco más o un poco mejor. Me parece un asunto mayor el que has destilado hoy. Hay una cierta melancolía en el reconocimiento de nuestra mirada como si fuera de otro que acabamos de descubrir, ¿no? En fin, aquí me tienes dándole unas vueltas.
Un abrazo.
En cada instante "miramos" de forma distinta, pq en cada instante nosotros mismos somos distintos. El entorno nos transforma continuamente. Solo emocionalmente, modificamos y crecemos a partir del "toque" que pasa por nuestro espacio físico.
Me he sentido muy identificada con este post.
La oportunidad de leerte, dentro del insomnio, me ha dado un nuevo tono de este jueves que ya es presente.
Un abrazo
Suscribo tu texto enteramente. Darse cuenta de que tu mirada transforma la realidad es un paso muy importante para aceptarla y convivir con ella. Hay quien piensa que es impermeable a los cambios y vive sumido en un mundo imaginario por temor a aceptar que su mirada se ha transfigurado. En fin Jose que como siempre te digo, tus cápsulas son detonante de movimiento neuronal y nos sirven para esa mutación aludida. Un abrazo.
Supongo que con los años no sólo cambia la forma de mirar alrededor, sino la forma en que nosotros también nos miramos, descubriendo en nuestro interior sentimientos, afectos, ideas, que no sabíamos que teníamos. A mi eso a veces me asusta, porque no todo lo que descubro es mejor que lo que pensaba, y es difícil no entrar en contradicciones con uno mismo.
Muy complicado ésto, al menos para mi.
Un abrazo, Jose.
Que lo diferente sea la manera de mirar de uno es algo bueno, Jose...quizá produzca cierta morriña por eso del paso del tiempo pero el tiempo pasa lo mismo, evolucionemos nosotros o no. Un abrazo :)
Por una parte te entiendo. Pero por otra te preguntaría, ¿en qué sentido? Según cómo a mí eso me ocurre en ocasiones. En mi caso tiene bastante que ver con mi estado anímico, aunque soy por lo general animoso y me gusta mirarlo todo desde perspectivas nuevas. Pero eso puede tener también un sentido diferente. O a veces puede ocurrir que los pasos de la vida, las diferentes estaciones, anuncien llegadas y desprendimientos, y por tanto, muertes y nacimientos cotidianos. Puede ser que nos vayamos haciendo mayores, lo cual es una putada por un lado, pero por el otro tiene algo muy bueno. Si crecemos y crece nuestra mirada, crecemos bien.
¿Podría ser que también estuviera cambiando tu prosa, tu estilo? ¿O probablemente se amplía con estilos diferentes? Te noto tranquilo, reposado y, entiéndeme bien, muy yang. Y tu prosa lo recoge. Saludos, amigo.
Cierto. Todo es "según el Color del Cristal con que se mira"... Pero seguiremos confundiendo "Ver" con "Mirar", y "Oír" con "Escuchar", y "Hablar" con "Decir"...
Quizá sea cuestión de aprender a Mirar por nosotros mismos, desde nuestro Yo desnudo, sin influencias exteriores... Así veríamos más claro el Mundo que nos rodea, que, como bien dices, yo tampoco creo que haya cambiado tanto... Quienes cambiamos somos nosotros y nuestra Percepción.
Interesante Planteamiento.
Un Saludo, Jose.
¿Y que te digo yo si soy tremenda en esto del mirar? Cambio según la perspectiva que adopte, el lugar, el estado de ánimo, el tiempo que tenga... Y si ya estoy metida en personajes, apaga y vámonos, pues estaré colonizada por los de turno.
En definitiva, querido Jose, sólo quiero una mirada: la abarcadora que no deja nada ni nadie fuera, aquélla en la que todo cabe y dilucida qué mira y qué silencia.
Por lo que te conozco, creo que es similar a la tuya.
Un beso.
"Lo esencial es invisible a los ojos, no se ve bien si no es con el corazón", Antoine de Saint-Exuperý, El Principito
A medida que vamos viviendo nuevas experiencias, nuestros ojos aprenden a sentir distinto.
Un abrazo,
Aprender a mirar desde nuestro interior. Contemplar el mundo despojándonos de lo ya aprendido, de prejuicios e influencias. Tener una mirada limpia y pura, que difícil, pero que necesario ejecutar ese ejercicio.
Un saludo
Si, por mucho que queramos vivir el presente, el presente (por ejemplo las prisas en este comentario, perdona.) nos devora. Si, el pasado es lo único asible que tenemos (con los cambios que le da cada día que pasa a como lo miramos).
Un placer leerte.
Jose, un fuerte abrazo.
Llevo días leyendo y volviendo a leer cada tanto tu entrada. Me encantó. Quiero comentar pero me salen banalidades. En fin. No sé como lo ves, pero esta vez te remito a los otros comentaristas, en especial a mis admirados Daniel Domínguez y Jesús Cánovas.
Un abrazo.
a
!!Uf!! ¡Vas fuerte Jose! Hay que digerir y pensar tranquilamente en lo que dices porque creo que va más allá del dicho del cristal al que se refiere J. Lorente.
Lo que dices entra directamente en relación a cómo actuamos diariamente, lo cual no es badalí porque define cómo somos, por mucho que se diga que no somos lo que creemos ser, sino cómo nos ven.
Es tan importente que yo, la primera pregunta que le haría a un político sería : ¿cómo ve el mundo? y a continuación la siguiente: ¿Cómo quiere verlo? Sus respuestas me ahorrarían leer su programa electoral
¡Salud Jose!
Tenía mis dudas respecto a cómo se entendería la entrada porque yo mismo, dejñandolas por escrito, estaba tratando de poner en orden algunas reflexiones al respecto sin tener del todo claro a dónde quería llegar. Me alegro de que hayáis querido embarcaros en ese viaje conmigo y me ha ayudado mucho leer vuestros comentarios.
Daniel, me encanta lo que dices y cómo lo dices. Por supuesto lo vivido cambia nuestra mirada, y a donde yo quiero llegar es que esa nueva mirada transformada, a su vez, tiene la capacidad de cambiar lo que venga por vivir.
Alba, el entorno nos transforma, pero yo apelo al poder de nuestra propia mirada para cambiar lo que nos rodea.
Carlos, no sólo has entendido perfectamente lo que estaba tratando de decir, sino que además, con tu comentario, me has ayudado a mí mismo a entenderlo mejor.
Severinne, muy metafísico lo que propones en el contexto de esta entrada: mirarnos a nosotros mismos como parte de esa realidad que nos rodea. El observador observado desde su propio punto de vista, que se autotransforma por la intencionalidad de esa mirada que no es otra que la suya. Complicado para mí también.
Almalaire, a veces evolucionamos, a veces involucionamos, a veces se detiene el proceso y a veces se detiene el receso. El tiempo pasa lo mismo en el reloj, como bien dices, pero no en nuestra mirada.
Ramon, sé que te parecerá un poco pretencioso pero el sentido es el de concedernos si no una omnipotencia, sí al menos una relativa capacidad de moldear la realidad que nos rodea de forma intencionada. El ánimo influye, por supuesto, pero preferiría pensar que nuestro ánimo condiciona nuestra mirada y por tanto la forma en que me relaciono con el entorno antes que el entorno condicione mi mirada y entonces mi ánimo se resienta. Podría estar cambiando mi prosa, pero también la forma en que tú la lees, cada vez más benevolente y generosa.
Tocayo, entiendo lo que dices, pero para hacer más interesante el debate permíteme tensar el hilo de tu argumentación y manifestar que me cuesta identificarme con ese "yo desnudo" al que te refieres: el mundo que nos rodea está ahí afuera, en el exterior de nuestro "yo objeto". Así que si queremos verlo con claridad no nos queda más remedio que dejar que influya sobre nuestros sentidos, pero por supuesto sin dejar de ser el "yo sujeto" que filtra y decide.
Isabel, si tu forma de mirar es aquella en que todo cabe y dilucida, no te equivocas al decir que nuestras miradas son semejantes.
Maia, mis tropiezos más sonoros los he sufrido cuando he dejado de hacer caso a la infomación que me llegaba a través de los ojos, pero entiendo el sentido de tus palabras y lo aprecio enormemente.
Anabel, me parece bien como ejercicio, pero desconfía siempre de las miradas limpias y puras. Algo me dice que no hay vida en ellas. Yo confío mucho más en las miradas lúcidas, aunque turbias.
Jesús, ser devorado por el presente... ¡Me gusta! Pero que nos dejen a nosotros mismos poner la guarnición.
Blanco, dudo que sean banalidades, pero en cualquier caso nos remites a dos grandes comentaristas que, como tú, honrais este blog con vuestra presencia.
Hablador, en efecto no somos como nos ven, sino como miramos. El cristal con el que se mira me suena a filtro y eso no deja de ser un accesorio complementario. Lo importante es la actitud que ponemos en nuestra mirada y eso no es otra cosa que un posicionamiento vital.
Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios.
Un abrazo fuerte y hasta pronto.
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