A menudo el jazz ha sido considerado una amenaza como manantial de goces estéticos bastardos, manifestación de espíritus primitivos y rebeldes ajena a toda reflexión y esfuerzo, a toda contemplación y meditación. Los tesoros culturales acumulados por nuestra civilización gracias al trabajo, valor y energía de carácter de concentrados compositores en prolongada evolución secular, tambaleándose por esa excitación puramente física, desprovista de profundidad, dionisíaca y espuria, visceral y repentizada.
Han sido demasiados años distinguiendo tonos mayores y menores, estructurando armonías sólidas sobre ritmos que dejaban poco margen a la espontaneidad, pautando y codificando de modo que el intérprete fuera un mero ejecutante en la mayoría de casos anónimo. Y de repente todo eso no sólo se pone en cuestión, sino que se obvia absolutamente, se prescinde, y el resultado es radicalmente nuevo, tremendamente atractivo, próximo y arrebatadoramente sensual.
El vampiro se presenta ante mí y se burla de todas esas obras vetustas que en lujosas ediciones pueblan mis estanterías: Bach, Mozart, Beethoven, Brahms..., brillantísimas, por supuesto, pero reinterpretadas hasta la saciedad por músicos para quienes el mundo de esos autores resulta completamente lejano y extraño. El engaño de un aquí y ahora que no les pertenece. La aparición improvisa para mí una rara melodía, desconocida pero cautivadora. Me invita a seguirle y miro de reojo esos discos tan queridos. Percatándose de mi desasosiego trata de consolarme diciendo que allí donde vamos no los voy a echar de menos. Tengo mis dudas pero me siento hechizado por el dulce susurro que emite esa endiablada trompeta y ofrezco mi cuello a su dentadura espectral. Que hinque sus colmillos y ya veremos qué queda en pie después del mordisco.
18 comentarios:
"Vamos a tocar para ustedes la música de New Orleans, es el verdadero lugar de origen del jazz, como sin duda saben y es música muy primitiva y se compondrá mayormente de ragtime y música de baile y música para desfilar, así que pónganse cómodos. Quiero que todos disfrutemos lo más posible. Gracias a todos." (Woody Allen)
José, un abrazo
Que te aproveche, que te vaya bien con tus nuevas amistades. Johann Sebastian, Wolfgang, Ludwig, Johannes y yo te criticaremos por traidor. Además no has mencionado las "cadenzas".
Si no te fuese bien con estos jóvenes modernos, no te preocupes, te aceptaríamos otra vez en la pandilla. Sin rencores.
Un abrazo.
P.S. Llevo ya algún tiempo queriendo coquetear con el jazz pero mi desconocimiento es absoluto. No sé ni por dónde empezar. Cómo agradecería que algún amigo que frecuente estos ambientes me orientara.
Te ruego que me guardes el secreto.
Estoy seguro de que eres capaz de mantener amante fogosa y espontánea de noche y mujer serena y pautada de día.
Me ha parecido leer que el maestro pide auxilio en voz baja. El mundo se nos cae encima.
P.D. El texto una delicia. Puro jazz del bueno.
Disfruta del mordisco. Es un veneno saludable. Y quizá definitivo. Que los espíritus de New Orleáns que convocó Jesús te acompañen en la travesía.
Un abrazo
Pero si el jazz sólo lo disfrutan los que lo tocan...como también dijo Woody Allen.
Besos.
Paloma, por fin te veo.
Un beso.
Bueno, Jose, no es tan grave. Ofrece tu yugular con gusto, que merece la pena.
Yo no entiendo mucho de jazz, pero he escuchado bastante, hasta en vivo y en directo durante una época de mi vida.
Engancha mucho, ya verás. Pero si no tocas, como dice la sabia Paloma, no lo disfrutas del todo (como casi todo en esta vida, jijiji).
Mi conocimiento es aproximado y muy primario, así que poco puedo ayudar al maestro (Carlos, llevas razón: noto cómo tiembla el mundo).
Pero es música y, como casi todo lo que se compone de acordes o como se diga, es armonía y delicia.
Eso sí, no olvides ir de vez en cuando a visitar a los abuelos. Ellos te han cuidado hasta ahora y te lo agradecerán. Bach y Albinoni sonríen y cabecean, ya que les gusta este consejo.
Disfruta, como otros a quienes admiro así lo hicieron (Julio Cortázar) y lo hacen (Woody Allen).
Y, luego, nos cuentas la experiencia estética y nos abres las entendederas.
Besos enredados en una melodía que nunca acaba.
Te entiendo, por eso yo voy con cuidado.
Jamás me gustó el jazz, nunca. Es que la espontaneidad me huele siempre a cuerno quemado. Será porque en el fondo soy muy clásico. ¿Haendel o una trompeta? Por Dios, Haendel. ¿MOzart o un trompetista negro (ni que fuera blanco)? Mozart, naturalmente. ¿Rossini o una cantante estrábica con gafas de pasta negra? Pues tú verás, Rossini. ¿Una ópera bien montada o una sesión de esas en que todos mueven las manos, los carrillos y los pies? Jose, amigo, a mí que me den la ópera.
Pero verás, digamos que no me acerco mucho para que no me muerda el vampiro ese, no vaya a dejar de vivir con mis certezas... (En el fons, sóc un trist conservador de m..., lo digo en catalán para que no lo entiendan algunos. Prohibido traducirlo). Y por ser tú no te retiro el saludo. Pero no te acostumbres. Ni me retires el saludo luego tú a mí el día en que confiese que de vez en cuando me pongo a Lady Gaga.
jajaja....Bienvenido al lado oscuro de la fuerza, Jose...
Cuidaremos de ti.
Besitos.
A mí me gusta bastante el jazz (no todo) y caí así, dejándome envolver por su abrazo vampírico. Así que cuidadito, que como muy bien dice Isabel, engancha.
Un abrazo y que disfrutes.
(Me ha encantado el texto).
Para cualquier noche con la pareja, después de un par de copas de un buen blanco, luz ténue, calorcito de hogar y el disco "Balads" de Dexter Gordon. Y ya me explicarás... ( o no)
¡Salud!
Ya nos contarás qué tal te lo has pasado con Chet. ¿Has invitado a Chet, verdad?
No suelo escuchar Jazz, salvo que me "tropiece" con alguna melodía sintonizando la radio, pero sí recuerdo un compañero de trabajo con el que coincidí brevemente hace muchos años, apasionado del Jazz, que me hizo oír una versión del Concierto de Aranjuez interpretada por JIM HALL, verdaderamente hermosa y atrayente. ¡A ver si la localizamos Thornton!, aunque sea como esporádico "picoteo". Un saludo.
Veo que mis miedos estaban fundados pues todos los comentarios apuntan en la misma dirección. El jazz atrapa sin que sepamos explicar del todo bien por qué. Y lo que es peor: en muchos casos es incompatible con otros estilos. Inmediatamente después de una sesión de Coltrane el cuerpo no me pide serenatas de Mozart. Tengo que dejar que pase un tiempo prudencial para cambiar de registro. A la inversa no sucede: puedo pasar de una buena dosis de serenatas a Dave Brubeck sin solución de continuidad y no hay ningún problema al respecto.
Supongo que algunos compositores del XX ya sintieron esta amenaza e incorporaron a su lenguaje las aportaciones del jazz, dejando de lado los modos tradicionales, la tonalidad estricta, las armonías encorsetadas y los ritmos habituales. Así, entre otros, Mahler, Stravinsky, Ravel, Debussy, Falla, Prokofiev, Shostakovich y sobre todo George Gershwin ya coquetearon con el vampiro.
Jesús, supongo que ese "quiero que todos disfrutemos" hace referencia a la frase que recuerda Paloma del mismo Woody Allen. Yo me lo paso bien escuchando jazz y nunca he sentido ganas de invadir Polonia después de escuchar a Wagner, pero qué gracia tiene el jodío...
Thornton, en el salón de casa tengo algunas láminas que representan mis aficiones. Curiosamente la de la música es la imagen de un Miles Davis jovencísimo tocando la trompeta. Para mí él fue el primero. Después Charlie Parker (recomendable "Bird" de Clint Eastwood para adentrarse en la filosofía del jazz), Chet Baker como apunta Blanco, por supuesto (fundamental el documental "Let's get lost", 1988, de Bruce Weber, ¡ojo que este sí que muerde!), John Coltrane, Charles Mingus, Sonny Rollins, Thelonious Monk, Bill Evans, Herbie Hancock, Sarah Vaughan, Dexter Gordon (yo añadiría al "Ballads" que recomienda Hablador "Our Man in Paris" de 1963 y "Go" de 1962), Django Reinhardt (el de "Acordes y desacuerdos" de Woody Allen), Ella Fitzgerald (deliciosa cantando con Louis Armstrong el songbook de Georges e Ira Gershwin), Dave Brubeck Quartet...
Es cierto que en las cadenzas el intérprete clásico puede improvisar en base a un cierto tema a lo largo de un número determinado de compases, pero se puede entender como una peculiaridad excepcional (un islote) dentro de la obra. En el jazz normalmente es la improvisación la que predomina sobre unos temas que se apuntan brevemente al principio como inicio y al final como cierre (esquema clásico).
Los viejos clásicos estarán siempre conmigo, aunque necesite una ducha fría de vez en cuando.
Carlos, en lo que a cultura se refiere soy un polígamo convencido. Así que si a ellas no les importa vamos a golfear lo que se pueda que yo aún llevo puesto el tanguita leopardo.
Daniel, yo es que cuando veo que la gente se lo pasa bien me cuesta mucho mantenerme ajeno a la fiesta. "Dame veneno que quiero morir... ¡Dame veneno!"
Paloma, algo parecido leí que Adorno decía respecto a los cuartetos de cuerda de Schonberg, seguramente con menos gracia que Woody Allen por lo que a algunos les resultará menos verosímil.
Entiendo tu preocupación pues el jazz es recomendable escucharlo a todo volumen.
Isabel, parece que os habéis puesto de acuerdo para incluir el jazz dentro de los placeres táctiles. Me acabo de acordar de la dama elegante que entra en la fiesta y pregunta por el tocador de señoras, a lo que el interpelado responde: "Yo mismo, si gusta".
Los abuelos estarán siempre ahí, por supuesto. Son isustituibles.
Ramon, tu comentario responde prefectamente a mis miedos respecto al jazz. Una cosa es tenerlo de fondo mientras se doblan camisas y otra es adentrarse en su universo fascinante y dejarse embriagar. A mí el cuerpo me está pidiendo esto segundo y confío en pasar muy buenos momentos si tener que renunciar necesariamente a lo que tanto placer me ha proporcionado hasta ahora.
Almalaire, tal como lo presentas me lanzo de cabeza.
Fátima, me gusta como suena lo del abrazo vampírico, casi más que lo del mordisco, pero ese punto canalla que tiene el jazz hizo que me decidiera por la otra palabra para describir la amenaza ante la que me encontraba.
Hablador, como he comentado antes conocía el "Go" y el "Our man in Paris". Entenderás que prefiera no explicarte con detalle lo que resulta de combinarlos con un buen blanco, calor de hogar y luz tenue, aunque seguro que te lo imaginas a la perfección.
Blanco, Chet Baker fue de los primeros en morder, y su mordisco fue de los más dulces, tanto con la trompeta como con esa voz que sale de lo más profundo del alma torturada de un artista excepcional. Insisto en el documental "Let's get lost", auténtica joya.
Mariano, curiosamente Chet Baker también hace una versión del Concierto de Aranjuez en su disco "Cool" (1975). Algo afectada pero muy interesante. Escucharé la que comentas de Jim Hall.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios y no temáis por mí pues es sólo jazz, ¡pero me gusta!
Nos dimos el gustazo de ver el documental sobre Baker este año, y en cine. Una pasada. Sí, qué voz. Qué especial.
Joder Jose, pues menos mal que te estas introduciendo...
Blanco, que alguien me explique por qué en España no se estrenó hasta 2009 siendo la cinta del 88. Bueno, mejor no. Que nadie me lo explique, por favor.
Hablador, algunas veces no basta con asomar el hocico para saciar la curiosidad, y ya sabes que la naturaleza fue generosa conmigo en el reparto de napias.
Mariano, acabo de darme cuenta de que la versión de Chet Baker y la de Jim Hall del Concierto de Aranjuez son la misma. La he escuchado de nuevo con atención y me gustaría rectificar respecto a mi juicio anterior. Es magnífica y de ningún modo afectada. No sé si este cambio de opinión tiene algo que ver con el mordisco pero la vuelvo a escuchar y me parece sencillamente deliciosa.
Un abrazo para todos.
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