¿Cuál es la cualidad que más admiras en una mujer?
La inteligencia.
¿Cuál consideras que es tu principal defecto?
Haber mentido en la respuesta anterior.
Fragmento de entrevista tipo test a un prestidigitador.
Suplemento dominical de La Vanguardia, mediados de los '90.
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Si el interpelado manifiesta haber mentido en la primera respuesta es porque realmente piensa que la cualidad que más admira en una mujer no es la inteligencia, aunque admite en la segunda reconocer en esto un defecto propio. Parece obvio que tiene en mente la belleza porque si fuera cualquier otra virtud (bondad, honradez, sinceridad, fidelidad, honestidad, lealtad, etc.) no resultaría controvertido hasta el punto de verse obligado a mentir.
Si no lo dice directamente es porque debe de considerarlo políticamente incorrecto. Así, puestos a hacer un análisis de la segunda respuesta, nos veremos en la necesidad de aclarar cuál es verdaderamente ese principal defecto suyo al que se está refiriendo: considerar que la cualidad más admirable de las mujeres sea la belleza y no la inteligencia, o el hecho de haber mentido para salvar el juicio de lo correcto políticamente.
Ojalá se tratara de la segunda opción, porque volviendo a la primera pregunta, fijaos en que ésta apela a lo que se admira, no a lo que se valora, se pondera, se alaba o se aplaude. Sin ánimo de complicarnos en exceso con matices semánticos, admirar implica una cierta sorpresa y asombro ante algo extraordinario o inesperado. Supongo que el entrevistado no llegó tan lejos en la interpretación del significado último de la cuestión e hizo la típica lectura de "te gustan listas o guapas". No creo que nadie se asombre hoy en día ante una mujer inteligente por considerarla como un fenómeno extraordinario de la naturaleza. Desde luego no creo que fuera el caso de nuestro prestidigitador que demostró con sus respuestas ser un tipo despierto, lúcido y sutil.
Y en el mío he de deciros que soy plenamente consciente de vivir rodeado de ellas y que valoro, pondero y alabo hasta la ovación cuantas virtudes me muestran, incluida la inteligencia, por supuesto. Pero puestos a admirar cualidades femeninas, puestos a quedarme extasiado como un bobo con la boca abierta y babeando, admiro sobre todo la belleza de mujer en todas sus posibles y múltiples manifestaciones, y nunca consideraría este acto de admirar como un defecto propio, salvo en el caso de no haberlo hecho suficientemente y en su justa medida.