I: Jose Lorente, Barcelona.
- Tablero chapado haya 150 x 80 cm. sobre patas roscadas.
- Ordenador portátil Acer Aspire 1690.
- Flexo articulado con bombilla de 100 W.
- Altavoces autoamplificados Pro2.
- Cinta correctora marca INOX Tape sobre agenda de bolsillo.
- Cool de Chet Baker sobre otros CD's y cartas.
- Informe en impreso tipo COAC y Cédula de habitabilidad.
- Taza portalápices con motivos Homer Simpson.
- La noche de los tiempos dentro de bolsa librería Laie.
- Anotaciones en carta certificada.
- Cuaderno de notas y rotulador Pilot V.5 azul.
- Auriculares y cables USB.
- Bolsa vacía de FotoPrix.
- Impresora en carro anexo.
- El trabajador ausente, haciendo la fotografía.
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El lugar de trabajo ideal es, en mi opninión, aquel que permite alcanzar el nivel óptimo de concentración para desarrollar la tarea propuesta, con unas mínimas condiciones de comodidad y confort.
Yo tendía a mitificar ese lugar de trabajo ideal en su configuración espacial y material, hasta que vi una fotografía de Mauricio Wacquez en el escritorio de su casa de Calaceite, emplazado lóbregamente junto a una ventana con la persiana bajada.
Comprendí entonces que en cualquier labor creativa que vaya a quedar plasmada sobre láminas de pasta de celulosa, se necesita poco más que una superficie aproximadamente horizontal en la que colocar una página en blanco, puerta a ese ámbito idílico en el que adentrarse que es el universo infinito del pensamiento.
II: Mauricio Wacquez, Calaceite.
- Tablero melamina 120 x 80 cm. sobre caballetes de madera.
- Flexo articulado con bombilla de potencia desconocida.
- Cuadernos y libros diversos colocados en las esquinas.
- Cenicero de cristal negro.
- Bote de pasta correctora marca Typex.
- Bolígrafo, lápiz, goma de borrar y sacapuntas.
- Algunas llaves en un llavero.
- Máquina de escribir sobre book anexo.
- El escritor en su lugar de trabajo, escribiendo a mano.
8 comentarios:
Lo justo y necesario para sentirse cómodo, despejado y concentrado. Y, luego, cada ocupación requiere sus propios útiles o herramientas.
Veo que aceptaste el guante lanzado por Carlos. A ver si conseguimos que él se nos retrate también.
Besos de nuevo año.
Me gusta tu lugar de trabajo :) Saca "La Noche de los tiempos" de la bolsa de la librería, hombre...que está muy bien, a mí me gustó mucho. Un beso
Cierto cierto Jose. No hay mejor lugar de trabajo que aquel que contiene lo necesario para trabajar, sin demasiadas distracciones. Aunque yo prefiero que entre la luz del sol como en tu espacio, o en todo caso la oscura noche pero nunca cerrarme a cal y canto.
Como comprenderás lo más inspirador de tu mesa, es para mí la taza portalápices de Homer Simpson.
Isabel respecto a mi lugar de trabajo real jamás me retrataré. El otro, el de la escritura, es idéntico a ese de la foto de Mark Twain que os mostré. Te toca.
Un abrazo grande para ambos.
Pues en mi opinión, respetuosa, en tu sitio de trabajo hay demasiadas cosas. Tener un portátil conectado a Internet te conecta al universo conocido. Ya no hay límites.
Nada que ver con el de Mauricio, sin portátil y sin internet.
Ya no hay austeridad de vistas...
El lugar de trabajo es donde te sientes util.Para ello tienes que tener el material necesario.
El profesional aporta:la forma,ingenio, originalidad,conocimientos,seguridad,fantasia,creer y cariño.Esto te lleva al exito y con la alegria de ello quieres que se entere todo el mundo(recordemos vivir es compartir)para ello se recurre a la tecnologia mas avanzada.
Y... con todo esto yo creo que en tu mesa de trabajo no falta nada.Un abrazo
Josefa, su Jose nos transmite toda la alegría que debió recibir. En su mesa no sé si sobra o falta, pero su mente guarda lo necesario y suficiente para estar a gusto consigo mismo. Un placer compartir con él y los suyos.
Isabel, ya sabes cuál es la ocupación de la que me gusta hablar en este blog. Carlos también te lanza el guante a ti. ¡Ánimo!
Alma, quizás sean costumbres de maniático, pero guardo los libros que estoy leyendo dentro de una bolsa (normalmente la misma que me dieron en la librería en que los compré) para que no se deterioren al llevarlos de un lado a otro (viajes largos, se entiende, no del dormitorio al salón que mis obsesiones no dan para tanto). Lo estoy leyendo ahora y así quedó, dentro de su bolsa, al volver del fin de semana. Me está gustando, aunque sospecho que sería igual de bueno quitándole una de cada dos páginas.
Carlos, es suficiente una estancia iluminada y bien ventilada, igual que me gustaría pensar que está mi mente. Eres muy generoso conmigo en tu segundo comentario y ya sabes de sobra que el placer es mutuo. Los Simpson... ¡Cuánto humor, cuánta filosofía, cuánta actitud crítica! Homer y Monsieur Laurent me da recuerdos para ti.
Rafa, hoy en día con una conexión a internet lo tienes casi todo en el ámbito de lo codificable, y ese casi todo puede resultar excesivo. Lo que no se encuentra en la red es el impulso creativo. Eso ha de salir de dentro y convierte todo lo demás en accesorio, excepto la herramienta que lo transcriba, que puede ser tanto un portátil (incluso desconectado) como unos sencillos lápiz y papel. Es cierto que conviene aprender a ser austero en la mirada, pero no de miras.
Josefa, me encanta que todas esas aportaciones que señalas sean intangibles. Lo tangible en este caso es accesorio e incluso discutible.
Un abrazo fuerte para todos y muchísimas gracias por pasar por aquí y comentar (un año más). Recibid tanto lo uno como lo otro allí donde se encuentre el lugar con el que os sintais identificados haciendo lo que os gusta hacer.
¡Me encanta!
¡Los lugares de trabajo hablan tanto de nosotros! En nuestra casa tuve que dejar el despacho que compartía con Chrsitophe para aislarme en una habitación pequeña en donde puedo desordenar cuanto quiera ¡sin que me echen la bronca!
Además he guardado la entrada en pdf... para enseñar a los alumnos el vocabulario del despacho...
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