Siempre me he considerado un antidualista: así, hasta hace poco, toda mi vida he pensado que cuerpo y alma formaban un único ser indisociable. Pero recientemente he visto como mi masa corporal se ha reducido en un quince por ciento sin que el alma, aparentemente, sufriera mengua semejante. Esta circunstancia me obliga a reconsiderar esos principios y plantearme una doble existencia en la que lo espiritual y lo sensible permanezcan escindidos.
Si alguien desea aportar argumentos en contra, estoy dispuesto a dejarme convencer con facilidad.
2 comentarios:
Ser dualista no significa menospreciar el cuerpo. Eso es ser cristiano, que es diferente. Al cuerpo se le puede hacer hablar, el cuerpo tiene memoria (Recuerda cuerpo). Pero el alma no es solo la que ponemos en las cosas que queremos, sino la que necesitamos para poder ponerle alma a las cosas.
Hola Jose,
Quizás es que no eras tan antidualista como creias.
La sentencia: "recientemente he visto como mi masa corporal se ha reducido en un quince por ciento sin que el alma, aparentemente, sufriera mengua semejante" denota una expectativa (la de que el alma sufriera una mengua semejante a la del cuerpo)que necesariamente presupone una existencia separada de cuerpo y alma. Si realmente eres antidualista y consideras que no hay cuerpo y alma por separado, sino que hay una sola cosa (tu yo) no puedes hablar en términos de reducción de masa corporal como algo separado, aunque con la expectativa de que esté relacionado, con un cambio semejante en el alma.
En otras palabras: ser antidualista no significa pensar que cuerpo y alma van juntos y cambian de manera semejante, sino que no hay dos cosas (en este caso cuerpo y alma) sino sólo una (y no tiene por que ser una de las dos, sino una sin más).
De hecho la sentencia que cito al principio, me recuerda mucho al famoso aforismo "mens sana in corpore sano"...un aforismo absolutamente dualista(en este caso mente-cuerpo) aunque curiosamente lo han adoptado los new-age, que se creen muy "holistas", pero que no pueden escapar de una visión dualista del mundo.
Es normal, nuestra tradición cultural bebe del dualismo platónico, y las tradiciones culturales no son tan fáciles de esquivar.
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