jueves, 25 de octubre de 2012

Todo sigue tranquilo, Chusé Izuel (1994)


Buscar libros puede ser una aventura fascinante, desde el momento que alguien nos descubre su existencia y nos despierta el interés por ellos hasta que por fin los tenemos en nuestras manos, y cuanto más difícil resulta encontrarlos en mayor medida aumenta el deseo de conseguirlos.

En mi caso con "Todo sigue tranquilo" de Chusé Izuel esta búsqueda ha llegado a la obsesión. No sé cuántas copias se imprimieron el 12 de mayo de 1994 en Fernández Ciudad, S.L. para Ediciones Libertarias, pero son muy pocas las que corren por librerías de segunda mano y bibliotecas. El libro está descatalogado, por supuesto, y no hay rastro de él en los portales especializados de internet. Sí os puedo decir el número exacto de ejemplares disponibles en las bibliotecas estatales: cinco; uno en Zaragoza (por tratarse de un escritor aragonés forma parte de su fondo excluido de préstamo), otro en Torrevieja y tres más en las bibliotecas públicas de Castilla y León, uno de los cuales está en la de Segovia. Este es el ejemplar que he conseguido a través de un préstamo interbibliotecario cuyas vicisitudes os ahorraré aunque supongo ya os imagináis que no ha sido ni mucho menos inmediato.

Chusé Izuel tenía 24 años cuando saltó por la ventana de su piso en la Calle Borrell de Barcelona. Unos días antes envió por correo a la chica que lo había abandonado tiempo atrás los dieciséis relatos que forman el libro. Dos años después sus amigos y compañeros de piso en el momento de su muerte, Bizén Ibarra y Félix Romeo, se encargaron de editarlos. Catorce años después se publica "Amarillo" de Félix Romeo, novela sobre Chusé Izuel y el crimen perfecto. Sobre la memoria, sobre la imposibilidad de recordar. Sobre la imposibilidad de escribir libros sobre la vida que fueran reales. Sobre las cuatro cosas que recordaba de él y, sobre todo, sobre las mil cosas que ignoraba y quería seguir ignorando (texto de la contraportada, contextualizado).

Yo llegué a "Amarillo" poco después de la muerte de Félix Romeo por una entrada que le dedicó Jesús Cánovas en su blog POSTRIZINY justo al día siguiente. Página muy recomendable en la que lamentablemente no hemos podido leer nada nuevo desde entonces. Sin embargo Félix sigue publicando ("Noche de los enamorados", novela póstuma, y "Todos los besos del mundo", selección de cuentos, ambos en 2012), y se le reedita ("Dibujos animados", 1994 y "Discoteque", 2001, en Compactos Anagrama). Quizás se reedite pronto también el libro de Chusé Izuel, aunque tengo mis dudas. Hasta que ese momento llegue, si es que llega, os lo dejo aquí para ahorraros la búsqueda, pero os recomiendo que no os ahorréis el itinerario que yo seguí hasta interesarme por él si queréis disfrutar de su lectura.

jueves, 18 de octubre de 2012

El Bosc


No es una película de marcianos, ni de extraterrestres. Me cuesta incluso emparentarla con lo fantástico, pero claro, en los tiempos que corren hablar de gente que puede cambiar para bien es difícil fuera del género de lo sobrenatural. Y la historia hace precisamente eso: abrir una puerta a un ámbito del que se vuelve mejorado sin mostrar en ningún momento ese otro mundo utópico. Los cambios los apreciamos de vuelta a la realidad, narrados con un naturalismo y un verismo ejemplares, porque a veces no se trata tanto de que las historias sean verídicas, sino verosímiles.

Recuerdo que el relato original no me impresionó tanto. Lo leí hace un par de veranos en Torre del Compte, en el volumen Les edats d'or (2001) que me había regalado mi vecino y amigo Manel, padre del escritor. Aunque me gusta mucho más su literatura breve que las novelas publicadas hasta entonces (La pell freda en 2002 y Pandora al Congo en 2005), este cuento en concreto no me llamó especialmente la atención. Sin embargo el guión del propio autor para la película de Óscar Aibar es magnífico. En la adaptación cinematográfica, director y guionista han sabido encontrar el formato idóneo para contar esta historia.

Me ilusioné mucho al leer la noticia de que iban a hacer una película en el Matarraña basada en el cuento "El Bosc" de Albert Sánchez Piñol y que se estaban buscando localizaciones por la comarca. Con familiares y amigos de la zona especulábamos sobre cuáles tenían más posibilidades de ser las escogidas: el Puigdoliva, los Povets, les Boldones, márgenes de la val de la Figuera, bosques de pino carrasco que se extienden por todo el término municipal. Pero supuestamente la logística que requería la filmación sobrepasaba en mucho los recursos que podían ofrecer los pequeños pueblos turolenses del Matarraña. Finalmente se rodó en su mayoría en Vila-Rodona (la masía) y Arnes (el pueblo), ambos en Tarragona, el primero en el Alt Camp y el segundo, muy semejante a las villas matarrañenses (no por casualidad, pues se trata del último municipio antes de entrar en Teruel), en la Terra Alta, y alguna escena en La Fresneda (la iglesia), este sí en la comarca bajoaragonesa. Es curioso que en 1996 sí se pudiera rodar "Libertarias" en Calaceite y La Fresneda. Quizás Vicente Aranda tuvo entonces más dinero para pagar desplazamientos, pero en esta ocasión es una pena que no se haya podido rodar en los lugares donde se desarrolla la acción. Sospecho que la razones van más allá de lo meramente logístico.

Al margen de esta pequeña desilusión, lo de las localizaciones es un tema menor, ya que la película es un tributo al Matarraña, un homenaje a sus gentes, a sus costumbres, a sus oficios, a su arquitectura, a sus fiestas, a su historia, a su tierra, a sus tradiciones, a su cultura y a su lengua. Comarca con nombre de río, limítrofe con Cataluña, en la que se habla un catalán antiguo con un léxico muy rico de influencias valencianas y aragonesas, el cual refuerza el carácter tan especial de los personajes. Un idioma anguloso que casa a la perfección con las rocas ancestrales y los olivos retorcidos de sus paisajes, con las inclemencias de su clima y la severidad de sus campos, la fortaleza de carácter de sus habitantes y  los vaivenes de su historia. Este retrato se consigue gracias a una dirección artística sobresaliente y a un enorme trabajo (y sobre todo talento) en la dirección de los actores y en la interpretación.

Pero si hay algo que destaca por encima de todo lo demás es el guión del propio Albert Sánchez Piñol. Espero que se haga justicia con esta película y el autor llegue a ser más conocido por haber escrito el relato en que está basada y como guionista de la misma, que como el autor de La pell freda que tanta fama le ha dado. Por eso confío en que la cinta trascienda más allá del género fantástico en que ya la están encasillando algunos críticos. Yo tuve la suerte de verla el viernes pasado en su presentación en el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Vosotros podréis hacerlo a partir del próximo 14 de diciembre, pero no esperéis otra de marcianos y guerra civil, ni recreaciones espectaculares de mundos imaginarios; vedla simplemente con el ánimo del que prefiere lo creíble a lo verdadero.