Lo bello no siempre es arte, igual que lo feo, a veces, sí puede serlo.
Un artista corta un retrete producido en serie por su eje longitudinal y cuelga una de las dos mitades en la pared de un museo causando gran admiración en sus visitantes que especularán sobre las excelencias de la inspiración de su autor.
El humo que sale del pitillo que fuma compulsivamente un conductor en medio del atasco se eleva en sugerentes formas y volátiles transparencias de singular belleza y reminiscencias tornasoladas a través de la ventanilla entreabierta de su vehículo para asombro y maravilla del chófer de un camión de basura que observa distraído desde detrás.
El camión de basura llega a un vertedero y vuelca en medio de una montaña de escombros medio inodoro que recogió del contenedor de la calle delante del taller del artista donde en ese mismo instante el fumador compulsivo se deja retratar a contraluz en medio de la nube de humo que emana de su cigarro. *
Parece ser que, si de arte hablamos, lo relevante es la actitud del creador (llamémosle artista), y en mi opinión, al menos en el caso del retrete y de algunos otros sobradamente conocidos, su mayor habilidad radica esencialmente en convencer al director del museo (o a quien sea) para que cuelgue ese medio artefacto en alguna de sus paredes con el argumento de que la gente pagará por ir a verlo. Finalmente la gente, yo no sabría decir aún por qué extraño motivo, le acaba dando la razón, pero esto sería objeto de una reflexión más extensa que no tengo intención de hacer aquí ahora.
Y ya que de retretes va el tema, he ilustrado esta entrada con un fotograma de la película de Richard Eyre "Diario de un escándalo" (Notes on a Scandal, 2006), protagonizada por Judi Dench y Cate Blanchett que es la que aparece en la imagen secándose el culo.
El filme tiene algunos méritos destacables, por lo que yo me atrevería a recomendarlo, especialmente a quienes tenéis relación con el mundo de la enseñanza, pero que conste que también patina en algunos aspectos que ya descubriréis si os animáis finalmente a verlo.
Yo lo he hecho recientemente con amigos y enseguida surgió el debate sobre la necesidad (o, si preferís, conveniencia) de mostrar escenas de este tipo. Pienso que Cate Blanchett está sublime (igual que Judi Dench que también arriesga exponiéndose en una secuencia en la bañera) y el cuadro en cuestión no me molestó en absoluto. Sabemos de otras películas donde aparecen imágenes semejantes con el único ánimo de provocar o escandalizar a base de un ingenuo "caca, culo, pedo, pis", pero en ésta el personaje se ha desmoronado absolutamente, apelando a una mujer hundida, denostada por su entorno inmediato y lejano, que nos ofrece este íntimo gesto de humanidad, como si de una súplica de indulgencia se tratara.
Quizás se hubiera podido transmitir algo parecido mostrándola en la cocina haciéndose una tortilla de patatas, pero esa es una decisión del director (La Traviata con Solti para la BBC en 1994)** que en el tono general de la cinta, y especialmente en esta escena, nos muestra que persigue honestamente algún tipo de belleza.
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* Basureros, fumadores y artistas. Microrrelato en tres párrafos sin comas de Jose Lorente, enero 2010.
** La referencia a la producción de La Traviata con la Royal Opera House está dedicada a los amantes de la ópera que siguen este blog, que son muchos según me consta. Está editada en DVD por DECCA. Yo tuve la suerte de verla en el Liceu de Barcelona en enero de 2002. Eyre está preparando actualmente Carmen con el Metropolitan.