miércoles, 20 de enero de 2010

La fuente de Duchamp


El juicio estético ha de estar desligado de cualquier tipo de interés ajeno a la propia contemplación del objeto.

"Crítica del juicio". Emmanuel Kant, 1790.


Marcel Duchamp tuvo muy presente esta sentencia para emprender un nuevo camino en el mundo del arte a partir de la década de 1910 que le situaría como precursor del arte conceptual. Su propuesta fue muy sencilla: descontextualizar objetos prefabricados otorgándoles un nuevo significado. Aunque pueda parecer increíble, se trata de una de las aportaciones más importantes al arte del siglo XX. Así, escogió un utensilio cualquiera que al sacarlo de su entorno habitual quedara privado por completo de valor funcional. De este modo, el objeto se convierte en obra de arte gracias a la idea del artista. Es la desacralización del arte: la idea es lo que prevalece superando al propio objeto, rebasando sus aspectos formales, y en muchos casos, siendo esta idea la obra de arte en sí misma, relegando al objeto a un papel de mero soporte.

La famosa Fuente es el más emblemático de sus ready-mades, y sobre ella Duchamp dijo lo siguiente: "Que el Sr. Mutt (seudónimo con el que firmó la obra en 1917 para la Sociedad de Artistas Indepencientes) haya hecho con sus manos el urinario o no, carece de importancia. Él es quien lo ha elegido. Ha tomado un artículo común de la vida de todos los días, lo ha colocado de modo que su significado útil desapareciera y ha creado un nuevo pensamiento para ese objeto".


Así queda negado el concepto tradicional de arte y se cuestiona la noción de belleza, poniendo al espectador en una situación de desorientación frente a la cosa en sí (nunca mejor utilizado el término "cosa"), pues el valor estético deja de estar en el objeto y pasa a instalarse en la percepción misma del que lo observa.

Excepto el paréntesis:
"Refrito extraído de varias Historias del Arte". VV.AA. Época actual.


No sé si Kant se refería exactamente a esto, pero sí parece que Duchamp supo sacarle mucho partido a su máxima. A mí me resulta interesante como tema para conversar una tarde con amigos (entre vapores etílicos si puede ser), pero que nadie piense que peregrinaré a la Galería Sydney Manis de Nueva York o a la Schwarz de Milán para contemplar alguna de las dos versiones que se conservan. Supongo que todas las demás están colgadas verticalmente en sus respectivas paredes y conectadas convenientemente a un sistema de desagüe para ser empleadas de la forma convencional o, en palabras del propio Duchamp, para su uso vulgar.

En la línea de este arte conceptual surgió después el arte encontrado, más comúnmente conocido como objeto encontrado (u objet trouvé si os queréis tirar el pegote), al que siguió el arte basura (trash art o junk art). Y entiendo que lo que ha de venir después es ya directamente la basura misma, por terminar aplicando a esta evolución una lógica puramente kantiana.

7 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

José, te aseguro que yo tampoco me voy a pegar un viaje por el único motivo de ver estas cosas, para mí sandeces y tomaduras de pelo.

Cuando era joven, pensaba que si no me gustaban es porque era una inculta sin formación. Callaba y huía.

Ahora, que sigo siendo una inculta con algo de formación, pienso lo mismo. No considero arte todo lo que pretenden meterme como tal. No sé la diferencia entre ciertos objetos de los museos y los aperos de labranza mostrados individualmente, los telares de madera y mil y un objetos que pueden constituir la base de nuestra historia colectiva, pero ¿arte?

No sé, ya has visto que soy una ignorante que no tiene pelos en la lengua. O, tal vez, es que soy una clásica y admiro la belleza. Para mí, el arte es belleza. Si no me extasia, no me vale. Lo demás son componendas, costumbrismos, cacharros ingeniosos, gilipolladas y tonterías varias.

Un fuerte abrazo y, como siempre, un placer pasar por tu casa.

David dijo...

Si fuera el encargado de la limpieza de muchos de estos museos...pondría estas "obras de arte" en su lugar: al cubo de la basura o, en el mejor de los casos,me tomaría la molestia de llevarlas a un punto verde.

Thornton dijo...

Alejo Carpentier en su libro "Ese músico que llevo dentro" cuenta de ese aficionado a los conciertos, que le preguntaba a su vecino de localidad: ¿Me gusta esta música? Algo así me pasa cuando veo todo este "arte". Me agradaría tenerte cerca y preguntarte: Jose,¿esto me gusta? Te felicito por la entrada. Un abrazo.

Jose Lorente dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Me sugieren un montón de respuestas pero creo que me acabaría perdiendo en una jungla enmarañada de conceptos, definiciones, tesis, puntos de vista y categorías.

Prefiero contestaros transcribiendo lo que me ha dicho esta noche un gran amigo mío y seguidor de este blog que por pudor (eso dice) prefiere no manifestar sus argumentos por escrito aquí él mismo. Tengo la suerte de poder conversar con él a menudo y eso le dispensa, aunque yo le insisto para que lo escriba aquí y que de ese modo el blog se beneficie.

Su comentario a la entrada es que el arte ha de provocar algún tipo de emoción, y el arte conceptual lo que provova es algún tipo de reflexión. Por eso quizás está mal llamado "arte".

Esa emoción que provoca el arte (el convencional) puede provenir de una creación que no fuera necesariamente bella; pongamos por ejemplo que sea sublime (pero no bella, insisto). Nos causaría algún tipo de reacción emocional y lo seguiríamos considerando arte igual. Sin embargo, con el arte conceptual no hay emoción en la contemplación del objeto. En el mejor de los casos hay indiferencia en lo que a esa mera contemplación se refiere.

Pero lo que es cierto es que el artista conceptual (lo sigo llamando artista aunque casi preferiría referirme a él como pensador o teórico del arte) nos invita a una reflexión sobre su posicionamiento y sobre la propuesta que nos hace.

Esta reflexión podría hacerse al margen completamente del objeto que le sirve de soporte, pero entiendo que cuando pretendes desenvolverte en el mundo (mercado) del arte, tus ideas han de acabar materializándose de algún modo, y aquí es donde cojea el arte conceptual, porque al final el espectador, cuando se encuentra delante del objeto en sí, acaba haciéndose la pregunta tan divertida que apuntaba Thornton: "¿Me gusta?". Supongo que el artista conceptual respondería que es irrelevante cuando de arte conceptual estamos hablando. Lo que según él te tienes que preguntar es si te hace pensar, a lo que yo añadiría que (siempre después de una profunda reflexión) ¡dónde está el punto verde más cercano!

Un abrazo para todos y quedo muy agradecido por vuestros comentarios vengan de la forma que vengan.

Thornton dijo...

Bien por tu pudoroso amigo, encuentra, al menos, una explicación. Que escriba. Un saludo.

Carlos dijo...

El lúcido comentario de tu amigo da la clave para mí: emoción(y reflexión tambíén) o simplemente reflexión. Yo, como Isabel, también soy demasiado clásico y la pura reflexión no la puedo entender como arte en sí. En el arte moderno predomina el ingenio y el afán lúdico, lo cual me divierte pero...mis ojos y mis oídos sólo se desmoronan ante la belleza (¿y qué es la belleza? Ya ves, tu caja de pandora no tiene fin. Encantadoras reflexiones Jose.Volveremos

Ms. Frutos dijo...

Hola Jose. He llegado hasta aquí a través de la página de mi hermano, "el buscador de Tusitalas". He leído vuestros comentarios a sus entradas y estos días ando un poco entretenida haciendo incursiones en vuestros blogs, que por cierto son muy interesantes.
Sé que llego demasiado tarde a esta entrada tuya, pero como me fascina el tema no puedo evitarlo.
Hablar de arte siempre resulta polémico y más cuando ya ni siquiera nos ponemos de acuerdo en lo que significa la palabra arte. Y es que esta palabra ha significado cosas distintas en los diferentes momentos de la historia del arte.
En mi opinión, el arte del siglo XX, es un arte que como dice tu amigo nos quiere hacer reflexionar y yo no me quedaría sólo ahí, nos quiere despertar, provocar y hasta sacudir. ¿Es arte un cuadro bello sólo porque está perfectamente ejecutado? ¿Admiramos la belleza y dejamos lo demás de lado? ¿O más bien el arte forma parte de un todo, es un reflejo de la sociedad del momento? También es verdad que a estos movimientos que surgieron hay que darles su valor, pero tampoco exagerar. Obviamente resultaría ridículo hablar de los ready-mades de Duchamp con una pompa como si tuvieramos delante el David de Miguel Angel. No se trata de eso. Estoy segura que a Duchamp le hubiese parecido una incongruencia que la gente se parase frente a sus obras boquiabierta y que hasta derramaran lágrimas. Yo creo que detrás de eso también había una critica a los museos, a las instituciones, a un arte que apuesta por lo seguro, colgado en una pared y con un maravilloso marco dorado. Por eso por ejemplo, las obras de determinados artistas del siglo XX perecían en el momento que se ejecutaban.
Podríamos hablar interminablemente de este tema, se me ocurren miles de ejemplos, pero no quiero ser pesada.
Un placer haber conocido tu blog.