miércoles, 18 de junio de 2014

Cita de Pessoa para una abdicación


Busco en Google alguna imagen de Pessoa con la que ilustrar la entrada. Termino de teclear "Fernando" y me aparecen cinco opciones: Alonso, Torres, Tejero, Colunga y Esteso. No son estas las que me interesan, pero marco con curiosidad "Colunga" por no saber de quién se trata: actor mejicano de telenovelas. Hilaridad silenciosa frente a la pantalla, faltaría más. Vuelvo atrás y aprieto la P. Ahora sí me sale como primera opción lo que busco. Elijo las figuras repetidas en tres planos a distinta profundidad que ilustran la portada de la última edición de Seix Barral del Libro del desasosiego. Pueden quedar bien a modo de metáfora como peones que pasan de largo junto a la sombra de un rey.

La cita, del nº 13 de la edición de Ángel Crespo:

Leo y soy liberado. Adquiero objetividad. He dejado de ser yo y disperso. Y lo que leo, en vez de ser un traje mío que apenas veo y a veces me pesa, es la gran claridad del mundo exterior, (...).

Leo como quien abdica. Y, como la corona y el mundo regios nunca son tan grandes como cuando el Rey que parte los deja en el suelo, depongo en los mosaicos de las antecámaras todos mis trofeos del tedio y del sueño, y subo la escalinata con la nobleza única de la mirada.

Leo como quien pasa. (...)

Pero me temo que, en la pantomima de hoy, ni claridad ni nobleza.
Y ya ni hablemos de la de mañana.

martes, 17 de junio de 2014

A gozarla


Quiero ver las  películas más oscuras: las de Dumont, Béla Tarr o los hermanos Dardenne. Quiero leer sobre el desasosiego y la desesperación. Quiero escuchar las canciones más tristes: los réquiems; los últimos cuartetos; las sonatas crepusculares. 

Siento que estoy a punto de tocar fondo y esta vez me gustaría gozarla.

martes, 10 de junio de 2014

Condenados a elegir


Pocas veces nos duele el dolor.

El dolor dura poco, pero lo sufrimos por adelantado anticipándolo en la expectativa o, con posterioridad, dilatándolo en el recuerdo.

Valdría la pena considerar que con el placer sucede algo parecido: dura poco pero disponemos de mecanismos para extenderlo. Así será cuando no esperemos en vano (por ejemplo, deseando imposibles) y siempre que la memoria seleccione con buen criterio.