martes, 29 de diciembre de 2009

¿Dónde está todo ese tiempo?


Los avances de la técnica nos han permitido ser más eficientes, o eso dicen, pero vamos a creérnoslo porque parece innegable. Así, con nuestros ordenadores, maquinaria industrial, medios de transporte, telecomunicaciones, etc., conseguimos hacer más rápido y mejor (no, mejor no, dejémoslo simplemente en más rápido) lo que hace unos años costaba sudor y lágrimas realizar a esforzadísimos y tenaces profesionales.

Yo recuerdo que cuando comencé en esto de la arquitectura aún se dibujaba a mano. Estoy convencido de que hoy, gracias a los ordenadores, programas informáticos e impresoras, voy ocho veces más rápido que entonces. Eso quiere decir que si antes tardaba ocho horas en dibujar un plano ahora tardo sólo una. Y algo parecido le sucederá a todo profesional que haya visto cómo los avances técnicos, sean estos cuales sean, han ido introduciéndose en su sector, ya se trate de cosechadoras para los agricultores, como de amasadoras para los panaderos, o de cualquier otro.

Esto es fantástico porque, volviendo a mi caso, por cada hora trabajada dispongo de otras siete para hacer lo que más me satisfaga (que no es precisamente seguir trabajando, claro), y eso sin contar las horas de ocio y sueño que ya me corresponden por la clásica distribución tripartita de las horas del día.

Como lo de trabajar una hora al día parece cuanto menos obsceno, diría yo, podemos trabajar un día de cada ocho, o una semana cada dos meses, o un trimestre cada dos años, o que cada uno haga sus cuentas y determine el momento en el que le corresponde (o casi seguro hubiera correspondido) dejar de trabajar. Y si no lo hacemos así, que alguien me explique por favor dónde va a parar todo ese tiempo.

Que conste que desde el comienzo de esta entrada me estoy refiriendo a profesionales "currelantes", pues ya sabemos que el artista no mira el reloj y no entra en este grupo. Y si alguien, como me consta, aún piensa que en los tiempos que corren la arquitectura es un arte, que le eche un vistazo al Código Técnico de la Edificación, please.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Vientos benévolos para el 2010


En realción a la felicitación que os envié el año pasado, no estoy seguro todavía de poder decir que el 2009 nos haya puesto a todos en nuestro sitio. Prefiero pensar que somos nosotros los que aún decidimos el lugar en el que queremos estar.

Esta imagen me ha parecido sugerente para acompañar el saludo navideño de este año, pero que nadie piense que se trata de la barca que alguien empujó al mar con un levante otoñal. Se trata tan sólo de un modesto bote que, sin tripulantes, flota libremente
(que no a la deriva) en la inmensidad del océano.

Felices fiestas y feliz año 2010 a todos los que visitáis este blog con vuestros vientos benévolos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El genio que sobrevivió a Mozart


Pienso que se suele escuchar poco y mal a Haydn.

Cuando nos acercamos a la estantería de los discos, movidos por el ánimo de hacer sonar algo clásico y galante, acabamos en Mozart la mayoría de las veces. Tenemos la idea de que para qué poner a Haydn si Mozart lo hizo mejor. Imaginamos a Haydn como el viejo maestro superado por el genio arrebatador del joven Mozart. Es cierto que Haydn era veinticinco años mayor, pero por las circunstancias personales de ambos, tan dispares (hombre hecho a sí mismo desde debajo de las ruedas de la carreta de su padre, el primero; niño prodigio paseado por las cortes europeas de la mano de su ambicioso progenitor músico, el segundo), sus primeras obras apenas son cinco años anteriores a las del salzburgués. Por tanto, se les puede considerar coetáneos, aunque yo iría más allá y me atrevería a presentar a Haydn como el primer sucesor de Mozart. De otro modo, hay algunas obras tardías de Haydn que no tienen explicación posible, como Las Estaciones (1801), La Creación (1798), o los cuartetos de cuerda después del op.64 (1790), en las que clasicismo y romanticismo ya son inseparables.

Haydn era plenamente consciente de la genialidad de Mozart: "Os lo digo delante de Dios, honradamente, Mozart es el más grande compositor que conozco, personalmente o de nombre, tiene gusto y, lo que es más importante, la más grande ciencia de la composición". Mozart también admiraba a Haydn pero no llegó a dejarlo por escrito, quizás porque no era necesario subrayar lo obvio, aunque son muy significativos en relación con esto los seis cuartetos para cuerdas solas dedicados a Haydn (14 al 19). Esta admiración mútua prejudicó sobre todo al primero, ya que Haydn abandonó los géneros en los que Mozart destacaba especialmente. Así, no volvió a escribir conciertos para piano después de 1780, cuando Mozart ya había revolucionado esta forma, y del mismo modo, no compuso más óperas después de Armida en 1783, deslumbrado por la creación operística mozartiana. Pero en el resto de su producción a partir de aquí conjuga racionalidad y fantasía, madurez y jovialidad, rigor formal y gracia, lucidez clasicista e inquietud prerromántica, recogiendo con gran inteligencia y perspicacia el legado mozartiano.

No puedo dejar de aludir a la película de Milos Forman en la que se nos presenta a un genial Amadeus desquiciando a sus colegas más próximos, concediéndose (el director) un efectismo taquillero por encima del rigor histórico. Aún así, su propuesta respecto al caso Salieri no por peliculera deja de ser interesante. ¿Quién no perdería el juicio ante tamaño genio creador sintiéndose dotado del talento justo para apreciar el del otro y al mismo tiempo ser consciente de que nunca llegará a alcanzarlo? Haydn no lo perdió, al contrario, lo utilizó para aprender de los logros del genial Mozart, dejándonos una obra ingente, sin histrionismos y con buen oficio, que en muchísimas ocasiones brilla tanto o más que la del grandísimo Wofgang Amadeus.

Os daré un solo ejemplo (aunque podría proponeros muchos más) que a mí me tocó la fibra profundamente cuando lo escuché por primera vez. Se trata de la parte central del Credo de la Missa Sancti Nicolai. Este Credo tiene forma tripartita, y la parte media, en sol menor (imposible no conmoverse en esta tonalidad), integrada por el Incarnatus para tenor solo, y el Crucifixus para cuarteto vocal, es la que me gustaría que escucharais. Toda la misa es fantástica, muy pastoral y de una plácida elegancia que algunos han calificado de navideña, ideal para que os la pongáis estas fiestas. Pero prestad especial atención al pasaje al que hacía mención y, si no lo conocíais ya, seguro que a partir de entonces veréis a Haydn de otra manera: como el genio que sobrevivió a Mozart sin perder la cordura.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Los hombres que no amaban a las "miembras"


Me considero un hombre que ama a las mujeres, especialmente a la mía, pero esta entrada no va de eso, sino de la economía del lenguaje. Dicho lo cual comenzaré de otro modo:

Me considero un interlocutor válido en la utilización del castellano, y no necesito que quien se dirija a mí tenga reparos en el uso del masculino genérico para evitar confusiones o ambigüedades que puedan dar lugar a una falta de visibilidad de las mujeres.

Así, podéis hablarme de "aragoneses" que yo entenderé "aragoneses y aragonesas" sin necesidad de que digáis "el pueblo aragonés"; podéis hablarme de "abogados" que yo entenderé "personas que ejercen la abogacía", tanto hombres como mujeres; podéis hablarme de "el hombre medio" que yo entenderé "gente corriente", ya sean hombres, mujeres o niños (entendiendo por esto último seres humanos en edad infantil de ambos sexos)...

El lenguaje dispone de sus propios principios, como el de economía, para que (entre interlocutores válidos, insisto) nos entendamos manejando el menor número de elementos y que de este modo sea un instrumento ágil y flexible. El que quiera ver un problema en esto es que anda muy sobrado de tiempo y de ganas de dedicarse a algo mejor, pues considero que cualquier esfuerzo que se haga en esta dirección no va a mejorar en nada la lengua que utilizamos.

Pero puestos a llenar de palabras vacías e inútiles algunos discursos, entiendo que la reiteración que implica la diferenciación de género en cada enunciado es un recurso muy socorrido para la dialéctica de nuestra clase política. A mí todo esto acaba sonándome a lo de siempre: que nos tratan como si fuéramos tontitos*. Y supongo que por eso nos han puesto un Ministerio: para enmendar tanto anuncio de Soberano y tanta película de Pajares y Esteso que digerimos durante nuestra infancia, y contra la que la educación de nuestros padres y maestros no tuvo nada que hacer, claro.

____________________________________________

* Doy por hecho que todos** habréis entendido "personas deficientes mentales" tanto hombres como mujeres, sin necesidad de decir "tontitos y tontitas", queridos lectores míos ***.

** Doy por hecho que habréis entendido "todos y todas".

*** Doy por hecho**** que habréis entendido "queridos lectores míos y queridas lectoras mías".

**** Pues parece que algúnos miembros no lo dan por hecho tan fácilmente, y digo "miembros" por no decir "miembras".

miércoles, 9 de diciembre de 2009

En el ejercicio de la profesión


Soy un arquitecto que no dibuja.
Soy un músico que no toca.
Soy un pintor que no pinta.
Soy un fondista que no corre.
Soy un filósofo que no ama la sabiduría.

Pero por fin escribo..., y ya no echo de menos dibujar, ni tocar, ni pintar, ni correr, ni el amor a los sabios.

Soy un nihilista que empieza a creer en algo.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Humor sostenible


O nos lo tomamos con humor o va a ser insostenible de verdad.

Ayer me comí tres cuartos de hora de atasco en la calle Aragón de Barcelona camino del centro fuera del horario laboral porque estoy convencido de que la gente salió con el coche a dar un paseo a ver qué tal había quedado la iluminación navideña. Comprar no sé si compraron mucho, pero gastaron gasolina, que para el caso es lo mismo cuando en el fondo de lo que se trata es de consumir. La situación me irritó infinitamente, lo que es muestra evidentísima de una enorme debilidad por mi parte.

El humor es una de las mayores manifestaciones posibles de inteligencia, y no lo digo por lo cómico que ha resultado esta semana nuestro líder electo tratando de dar explicaciones sobre ese supuesto proyecto de ley de economía sostenible suyo, ni porque yo no fuera capaz de utilizarlo ayer para mitigar mi irritación, sino por la visión (siempre mordaz y de una clarividencia aplastante) que suele tener El Roto respecto a estas cuestiones, y que además en esta ocasión, ha sabido conjugar con el genio que le caracteriza.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Arbolillos fotovoltaicos


Parece ser que los posicionamientos más contestatarios contra el saqueo de los recursos naturales del planeta han sido tomados por los autores de documentales tipo "Home" o "An inconvenient truth", estandartes de la subversión políticamente correcta. Supongo que los conocéis, y si no, se pueden ver gratuitamente en la red. Todos ellos nos lanzan la moralina final que viene a decir que, si somos buenos, sembraremos la superficie de la tierra de generadores eólicos y placas fotovoltaicas. A mí ésta es una estampa que no me satisface en absoluto, más bien todo lo contrario, y que conste que entiendo que tan artificial es un campo de olivos plantado en retícula prefecta de diez por diez como una huerta (así las llaman ellos) de placas solares. Aunque valga también decir que con los campos de olivos hemos convivido miles de años y no parece que vaya a ser posible que suceda lo mismo con estos otros.

¿Por qué nadie habla de cambiar nuestros hábitos, de consumir lo imprescindible, de renunciar a supuestas comodidades que no son más que burdos despilfarros? ¿Por qué parece que sea tan malo decrecer cuando a estas alturas ya somos todos conscientes de que el crecimiento no puede ser sostenible? Supongo que las respuestas tienen mucho que ver con las inercias del capitalismo y de la sociedad de consumo, por no hablar de que a buen seguro es más difícil convencer al personal de que resulta más rentable invertir en educación que en tecnología.

Aunque cada uno de los temas apuntados más arriba daría como para hacer un blog por sí solo, no quiero extenderme demasiado en ninguno de ellos. No hay posibilidad de una militancia fructífera al respecto. Ya reaccionaremos cuando no quede más remedio. Mientras tanto aprovechemos los buenos precios a los que se pueden conseguir las televisiones de plasma y otros artilugios fundamentales para el hombre moderno. Pero una cosa es asumir que los ecologismos que nos quieren vender son puras falacias, y otra es que nos traten directamente de imbéciles con inventos como el de los arbolillos fotovoltáicos de la imagen que ilustra esta entrada. Otros mundos son posibles, pero mucho me temo que ya no estén en éste.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Velocidad de lectura


Esta tarde he cogido al azar una página del Menón de la edición de Gredos y he cronometrado cuánto tardaba en leerla, ya que últimamente me estaba entrando un cierto complejo de lector lento: le dejas a alguien un libro que te ha costado leer dos semanas y él te lo devuelve en tres días, y así varias veces con gente diferente. Me ha salido un promedio de un minuto y medio y he pensado que no estaba nada mal.

He calculado que si el diálogo consta de sesenta páginas debería tardar una hora y media en leerlo: pura aritmética, la misma que usé hace unos días para determinar que tardaría noventa minutos (otra vez una hora y media) en trasladar ciento ochenta bloques de hormigón de la rampa de casa al remolque aparcado en la calle, habiendo comprobado inicialmente que mover dos bloques en ese trayecto me costaba un minuto.

Los seis tomos de Gredos (prescindiendo de los diálogos dudosos, los apócrifos, las cartas y las leyes) cuentan en total con dos mil setecientas páginas. Eso da sesenta y siete horas de lectura. ¡Y fijaos qué curioso! Si quisiéramos escuchar seguidas todas las cantatas religiosas catalogadas de Bach también necesitaríamos aproximadamente sesenta y siete horas.

Con los bloques de hormigón lo clavé: noventa minutitos justos.
Con el Menón me he quedado bastante corto, claro, y es que es evidente lo absurdo de aplicar la misma aritmética en ambos casos.
Y las cantatas de Bach... ¿¿?? ¿Pero qué demonios pintan aquí las cantatas de Bach?

Os aseguro que cuando comencé esta entrada no pensaba que pudiera llegar a buscar relaciones aritméticas entre los diálogos de Platón, las cantatas de Bach, y ciento ochenta bloques de hormigón, pero no hay duda que más disparatado resulta aún, si cabe, ver a un tipo el viernes por la tarde delante del Menón cronometrando lo que tarda en leer cada página.

jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Ganarse la vida?


¡Tendrás que ganarte la vida!
¿Pero cómo vas a ganarte la vida?
¡Sí, pero hay que ganarse la vida!


Con el tiempo me voy convenciendo de que la vida es un regalo y que, por tanto, no tenemos que ganárnosla en absoluto. Lo que tenemos que ganarnos es el pan, pero ¿la vida? ¿Estaríais dispuestos a entregarla sólo para garantizar que vais a tener el estómago lleno? Parece un precio demasiado alto cuando basta con mirar alrededor para ver pudrirse los frutos en los árboles. Lo que hay que hacer con la vida es usarla y disfrutarla, ya que nos ha sido dada y no me consta que nada ni nadie nos haya pedido nada a cambio por ella.

martes, 3 de noviembre de 2009

Salió por fin de la cabina


No quiero que lo veáis como una forma poco optimista de entender la existencia, pero me viene a la mente el sombrío pensamiento de que ayer por fin José Luis López Vázquez salió de la cabina.

Tendré que atribuírselo al enorme impacto que causó en mí el cortometraje para TV de Antonio Mercero ("La cabina" (1972), como diría él: parábola abierta a todo tipo de interpretaciones según la sensibilidad de cada uno), más que a la biografía de su genial intérprete, como todos sabemos, de una vitalidad admirable.

En cualquier caso, descanse en paz y gracias por todo.

jueves, 29 de octubre de 2009

Excesos y desmesuras


Existe un lugar en el que el exceso es virtud y la desmesura excelencia. Es un sitio reservado a los que hacen de la pasión el motor de sus pasos. Me resulta del todo inevitable pulular de vez en cuando por allí.

jueves, 22 de octubre de 2009

Almas millonarias


Cada vez se hace más manifiesto que la banca nos manipula a su antojo. Llámalo capital, llámalo nuevo orden mundial, llámalo club Bilderberg, pero el caso es que ahí está y no se conforma con lo que ya tiene. Podemos entrar más o menos en el juego, pero el vampirismo del que hace gala se va consolidando como una evidencia incontestable.

Que se queden con la pasta. ¡Toda para ellos! Y en nuestra pobreza, despilfarremos como grandes señores rimas e himnos de amor. Sintamos que tenemos el alma millonaria en sueños, en quimeras, y en castillos en el aire...

Y a esto llámalo "Reflexiones sobre el estado de la cuenta corriente con un Doble V barato escuchando La Boheme".

viernes, 16 de octubre de 2009

Amor de abuelo


Toda la vida soñando con construirte ese estudio apartado del mundo en el que aislarte cuando llegues a la vejez para poder sumergir entonces tu cabeza entre dos altavoces a todo volumen que reproducirán sólo para ti esa música que tanto te gusta, pongamos el segundo movimiento de la novena sinfonía de Bruckner.

Entonces, llegado por fin el momento...

Cuando vi por primera vez esta escena de la última película de Bergman pensé dos cosas: que así es justamente como a mí me gustaría también poder escuchar música alguna vez, y que Bergman, interpretado por Erland Josephson en este legado autobiográfico, amaba enormemente a su nieta.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Hotel del Sitjar


Conozco a pocas personas con la capacidad de trabajo del arquitecto Daniel Azpeitia, pero el Hotel del Sitjar (el proyecto en el que lleva trabajando los últimos años) no es únicamente el fruto de un gran esfuerzo y de una enorme dedicación, es sobretodo una demostración fehaciente de vocación y de talento.

Conozco a pocas personas con la generosidad de mis amigos Belén y Dani, pero el Hotel del Sitjar no será sólo una puerta de entrada siempre abierta a la incomparable villa de Calaceite, será también la materialización de un sueño compartido que se hace realidad en cada bienvenida.

Hasta que se inaugure en abril de 2010, podéis pasearos por aquí:

viernes, 9 de octubre de 2009

Hans Laguna y la Sintaxis


No tardará en oírse hablar de estos grandes artistas, pero cuando los medios os asedien asegurándoos que son los mejores recordad que yo os los presenté primero.

Canciones deliciosas, de una inteligencia sutil que vuela más allá de las copas frondosas de los árboles de la mediocridad.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Príncipes en el exilio


"(...) la separación de ciencia y literatura aparecía como un escándalo.

Escandalosa o no, ahí estaba, y los poetas se lamentaban como príncipes en el exilio, recordando melancólicamente la destruida unión de verdad y belleza.

Unión destruida porque la ciencia abandonó el camino del saber para tomar el del poder, y desde ese momento sólo el arte fue lo verdaderamente humano."


La ciencia que conquistaste, la compartes
con los espíritus superiores;
pero el Arte sólo tú lo posees.

Schiller




Este texto (incluido el fragmento del poema Los artistas de Schiller) esta extraído de la presentación que Félix de Azúa hace a su propia edición de 1976 de Los discípulos de Sais de Novalis.

En el pasaje se está refiriendo a los románticos en general hacia finales del XVIII, lo que me hizo pensar que o bien yo soy un romántico de esa época, o bien me escandalizo por las mismas cosas que ellos, sea yo lo que sea a comienzos del XXI.

lunes, 21 de septiembre de 2009

La voluntad más allá de Bartleby


Expresar la voluntad de no hacer, simplemente porque así se prefiera, es un paso decisivo en la materialización de nuestros deseos. ¡Ojalá fuéramos capaces de llevarlo a cabo más a menudo! Pero creo sinceramente que no basta. Considero que el lema de Bartleby arrastra una connotación de negatividad. Pesa sobre él una cierta abulia a la que resulta extremadamente fácil adherirse. Así, como postura filosófica, superada la efímera sensación inicial de valentía, acaba siendo débil y acomodaticia.

¿Qué os parecería que el escribiente respondiera: "Preferiría hacer otra cosa"? Porque el personaje de Melville simplemente se va consumiendo en la indiferencia, y eso no deja de ser deprimente. Si bien más lamentable es hacer sistemáticamente algo que no nos gusta, ha de haber una voluntad más allá de la del "preferir no hacerlo".

A partir de aquí, confiar en que no nos equivocaremos demasiado en la elección de la cosa a hacer, de modo que podamos pensar que ha valido la pena más que no hacer nada. Difícil ¿no? Pero nadie dijo que fuera a ser fácil.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Marchito pensil


Que nadie piense que me entristece ver cómo se marchita el en otro tiempo florido pensil. Detesto ese tipo de enseñanza y el aura que la envuelve, pero por otro lado también me ha parecido desalentador ver a todos esos chavales asistiendo a clase parapetados tras las pantallas de sus respectivos ordenadores portátiles.

Suele decirse que las nuevas tecnologías te acercan a quien tienes lejos pero te alejan del que tienes cerca, y pienso que en un modelo educativo y formativo válido el docente tiene que ser alguien sobre todo muy próximo. Si no ha de ser así, rompamos definitivamente la relación entre alumno y profesor, o (como se decía antes) entre discípulo y maestro, o (como parece que se dice hoy) entre estudiante e instructor.

Pues eso: que se queden en casita con el portátil, formándose con la wikipedia y educándose con el facebook. Los chavales encantados; los padres encantados; y los profesores... ¿A quién le importa lo que les pueda pasar a esos pobres desgraciados? Por lo menos de este modo ya no será necesario convertirlos en autoridades para que puedan contar con el respeto de los primeros, de los segundos y, me parece que también, del resto.

En cualquier caso y tal como pinta el panorama, por si alguien se ha quedado todavía con las ganas de tacharme de carca, me voy a permitir terminar con una frase que bien podría haber firmado el mismísimo Andrés Sopeña: ¡Que Dios nos pille confesados!

miércoles, 9 de septiembre de 2009

La reedición que mató a Michael Jackson


Hoy se pone a la venta en España la enésima reedición de los discos de los Beatles, y ya van...
Tratan de seducirnos con que esta vez es la remasterización digital estéreo que no se hizo en el 87, cuando se publicaron por primera vez en formato CD. Supongo que la versión dolby chorreaund 5.1 la dejan para el 2027.
Sin tener en cuenta a los beatlemaníacos más fanáticos del coleccionismo compulsivo este no sería un hecho histórico especialmente relevante de no ser por la diabólica trama que lo ha precedido y que paso a relataros a continuación usando nombres ficticios para evitar represalias de los personajes reales involucrados que pudieran sentirse aludidos.

Pol Malandri y Joan Lelon eran dos amigos que vivían en River Pool, una bonita urbanización a las afueras de Sant Fost de Campsentelles en la provincia de Barcelona, y se pasaban el día escuchando música de negros, tratando de emularles (imitarles; no confundir con bajárselos por el emule). Formaron una banda a la que llamaron Les Botes y enseguida tuvieron un éxito sin precedentes. Sus canciones sonaban a todas horas y se hicieron inmensamente famosos, tanto que el éxito les superó y empezaron a comportarse de forma excéntrica. Joan Lelon se lió con un cayo malayo llamado Yo Lo Como y Pol Malandri pensó que lo mejor sería disolver la banda y seguir haciendo canciones en solitario (esta fue la muestra de excentricidad de Pol, por si no había quedado claro).

Por esa época ya sonaba un grupo de negros liderado por un cantante que quería ser blanco llamado Miquel Blackson. Este personaje sin relación aparente con Pol y Joan será determinante, ya que cuando los dos amigos de River Pool decidieron disolver su imperio despreciaron completamente su pasado juntos, en un gesto de chulesca soberbia, no interesándose por sus derechos sobre las canciones que habían firmado en equipo en Les Botes, y poniéndolos en venta. Miquel Blackson, que había hecho ya una enorme fortuna en su carrera en solitario, vio enseguida la oportunidad y se hizo con estos derechos.

Pol Y Joan siguieron con la música, pero ya por separado, sin alcanzar en ningún momento el nivel de excelencia que consiguieron con Les Botes. A Joan lo asesinó un representante de la asociación de tías buenas despechadas del Parque Central, cuando su carrera musical se encontraba en el más alarmante de los declives. Mientras tanto Pol se relacionaba con lo más baboso de la aristocracia de su barrio y con alguna que otra hija de la Gran Bretaña. Sus mayores problemas (los de Pol, ya que los de Joan habían terminado, al menos en vida) comenzaron después de conocer a la sin patica Heidi. La primera vez que se acostaron ella se desenroscó la pierna y la dejó junto a la mesita de noche, y Pol, al iniciar la cópula, le espetó: "No cal que t'espatarres tanto, mujer". Seducido por este tipo de acrobacias Pol publicó su amor a los cuatro vientos, en un gesto que yo considero muy desconsiderado hacia sus anteriores relaciones (las más afortunadas descansaban ya en sus respectivas sepulturas).

La sin patica Heidi se empezó a mosquear cuando oyó a Pol en la ducha silbar la canción "¿Te lo pués imaginar?" murmurando para sí que él debía haber firmado también esa cacnión. La separación y posterior divorcio costó a Pol Malandri nada menos que 31 millones de dolores, lo cual no es poco, incluso para una de las mayores fortunas del mundo como era la de Pol ya en ese momento. Como buen vecino de River Pool, Pol no estaba dispuesto a rascarse el bolsillo por damisela tan sin patica, y es en este momento cuando planea su diabólico plan: recuperar los derechos de las canciones de Les Botes para reeditarlas por enésima vez, ahora en formato digital estéreo remasterizado etc., etc., y embolsarse una buena cantidad de dinerito con la que sufragar sus cuantiosos dolores.

El inconveniente que encontró Pol Malandri fue que Miquel Blackson no estaba muy por la labor, pero esto no le detuvo y decidió acabar con él, así sin más. En un primer momento Pol pensó en organizar a través de un intermediario anónimo 15 conciertos seguidos para Miquel, confiando en que su precaria salud no pudiera superar semejante esfuerzo. Comenzados los ensayos sus informadores le comunicaron que Blackson estaba en plena forma, por lo que decidió ampliar a 50 el número de actuaciones. Blackson seguía pletórico de enrgía y entusiasmado con el proyecto, y parece ser que hubiera podido perfectamente dar esos cincuenta conciertos seguidos, y otros ciento cincuenta más. Ante esta brutal amenaza, Pol se puso en contacto con el camello de Blackson, sabiendo que además pertenecía al club de fans de Linardo Skinardo, para ver qué le parecía que Miquel diera doscientos conciertos seguidos. El traficante creyó enloquecer y decidió pasarle a Miquel una última dosis de pureza letal.

Miquel Blackson apareció a la mañana siguiente con una palidez mortecina, pero a nadie le llamó la atención esta circunstancia. Tuvo que ser el propio Pol, impaciente, y haciéndose pasar por otra persona para no levantar sospechas, el que llamara al personal de servicio de Blackson para advertirles sobre la posibilidad de que su señor estuviera muerto, lo cual se confirmó de inmediato. Pol volvió a adquirir los derechos sobre las viejas canciones de Les Botes, las únicas que su público todavía podía soportar en sus actuaciones, y tal día como hoy vuelven al mercado, lo cual le reportará sin duda la cantidad suficiente como para satisfacer la suma reclamada por su sin patica ex-esposa, y la de todas las demás pedorras con las que se vaya cruzando por el camino desde ahora hasta el fin de sus días.

Conviene estar preparados para este nuevo bombardeo mediático y en la medida de lo posible abstenerse de caer en la trampa, aunque sea por no ser cómplices de tamaña fechoría. Y si este argumento no os convence, deciros que he tenido ocasión de oír de pasada algunos temas y me ha parecido una mezcla deleznable, incluso creo haber escuchado trompetas en el Sexy Sadie. Quizás la mano de Yo Lo Como anda detrás de esta nueva mezcla, y si no es la de ella, lo que sí os puedo confirmar es que tampoco es la de George Martin, así que a buen seguro se habrá perdido la esencia primigenia del sonido Beatle en busca de hacerlo más digerible para los tímpanos actuales, absolutamente atrofiados, claro. No me interesa. Recuperad los viejos vinilos que ahí sí que no hay engaño.

martes, 8 de septiembre de 2009

Vetado a pensadores


(...) odiaba las palabras arquitecto o arquitectura, jamás decía arquitecto ni arquitectura y, si yo lo decía u otro decía arquitecto o arquiectura, replicaba enseguida que no podía escuchar las palabras arquitecto o arquitectura, esas dos palabras no eran más que deformidades, abortos verbales que un pensador no podía permitirse (...)

Estoy tratando de descifrar el significado último de estas palabras de Thomas Bernhard, y no me basta con quedarme en que él prefiriera el uso de los términos "consructor" o "construcción" o "arte de la construcción". Últimamente me siento inclinado a considerar muy seriamente que su intención era apuntar más lejos.

lunes, 25 de mayo de 2009

Como diría Zoroastro...


Zaratustra regresó a las montañas y a la soledad de su cueva, alejándose de los hombres y esperando como el sembrador que ha lanzado la simiente. No obstante, pronto se impacientó, deseando volver junto a aquellos a quienes amaba, pues aún tenía mucho que darles. Y es que, realmente, no hay nada más difícil que cerrar por amor la mano que antes estaba abierta (...).

Si alguien después de leer esto siente la necesidad de asesinar a seis millones de personas, tiene un serio problema. Y si otro alguien piensa que leyendo estas cosas uno se pueda trastornar hasta el punto de encontrar argumentos que le justifiquen para asesinar a seis millones de personas, tiene también un problema serio.

Yo, al leerlo esta tarde, me he acordado con mucho cariño de unos buenos amigos que llevan unos meses sufriendo entre cuevas y soledades.

lunes, 18 de mayo de 2009

Viuedad vitalicia


¿Cuánto hubiera durado el matrimonio entre John Lennon y Yoko Ono de no haber sido asesinado el músico el 8 de diciembre de 1980?

Dejando a un lado las controversias típicas sobre su relación (cómo afectó ésta a The Beatles, etc.) formularé la pregunta de otra manera evitando en la medida de lo posible ser malintencionado (aunque os aseguro que en este caso me gustaría serlo): ¿Pensáis que seguirían juntos hoy en día?

Yo, sinceramente, pienso que no. Su relación ya cojeaba en los 70, y eran sonadas tanto sus separaciones como sus reconciliaciones, por lo que no hubiera sido de extrañar que la pareja se separara sin mayores tragedias como tantas otras del mundillo artístico de esa época, ¿pongamos que a mediados de los 80, o de los 90, o a mucho estirar de la primera década de este siglo? Eso es lo de menos, pero a buen seguro que ya no estarían juntos.

Sin embargo, el asesinato de John Winston Ono Lennon convirtió a Yoko Ono en su viuda eterna. Y esto no tiene nada que ver con que muriera trágicamente; lo mismo hubiera sucedido de haberse roto John el cuello en el baño tras pisar una pastilla de jabón. Entonces ella era legalmente su esposa, y por ley pasó a ser su viuda. De lo que se trata es de que ahí sigue Yoko ejerciendo su viuedad, y como sin duda hay un buen negocio detrás de todo ello, ha decidido mantener el título de forma vitalicia. Supongo que el arte conceptual no le resultaba tan rentable.

A mí personalmente se me revuelven las tripas cada vez que en los medios vuelvo a ver a semejante engendro chupando del bote a costa de la memoria y la obra de John Lennon (ahora sí que no he podido evitar la mala intención), ya sea en una exposición de fotos inéditas de la pareja en pelotas metiéndose mano, ya sea en la publicación de unas cintas grabadas en el salón de casa mientras ella le practica sexo oral, ya sea en la subasta de la ropa interior del músico con frenazo fosilizado incluido.

Por favor, que alguien le retire el cargo antes de que mancille definitivamente el nombre de uno de los grandes mitos de la cultura del siglo XX. No me resigno a aceptar que la imagen de John Lennon tenga que ir unida indefectiblemente a la de Yoko Ono. De acuerdo que él así lo eligió en vida, pero... se le hubiera pasado, ...seguro.

martes, 12 de mayo de 2009

El sitio de su recreo


Donde nos llevó la imaginación,
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos.
Donde se creó la primera luz
junto a la semilla de cielo azul
volveré a ese lugar donde nací.
De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.
Viento que a su murmullo parece hablar
mueve el mundo con gracia, la ves bailar
y con él, el escenario de mi hogar.
Mar, bandeja de plata, mar infernal
es su temperamento natural,
poco o nada cuesta ser uno más.
De sol, espeiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.
Silencio, brisa y cordura
dan aliento a mi locura,
hay nieve, hay fuego, hay deseo,
ahí donde me recreo.


El sitio de mi recreo (Antonio Vega)

Hoy ha fallecido Antonio Vega, en mi opinión el mejor compositor de canciones en lengua castellana después de Joan Manuel Serrat.
Descanse en paz y gracias por todo.

jueves, 23 de abril de 2009

Agrios sapos de senectud


Resulta gratificante que a uno le reconozcan los méritos, y en el caso de Juan Marsé aún más, ya que siempre le había tocado figurar como eterno aspirante. Pero tengo la impresión que a él hoy le hubiera gustado más celebrar el premio con una sardinada en el monte del Carmelo, disfrutando en mangas de camisa de este soleado día de primavera con sus familiares y amigos, en lugar de ver a sus nietos con pajarita y a Joaquín Sabina caracterizado de sepulturero bajo el nobilísimo artesonado del techo del paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.

Un gripazo del quince me ha obligado a permanecer desde ayer en cama, y entenderéis que el trancazo era monumental porque un autónomo como menda no se coge la baja al segundo estornudo, y menos aún en los tiempos que corren. Esta circusntancia me ha permitido presenciar la ceremonia de entrega del premio Cervantes, el mayor reconocimiento que un escritor en lengua castellana pueda tener, y a continuación paso a haceros algunos comentarios al respecto, adelantándoos que la fiebre me ha subido al menos un par de grados durante la retransmisión.

La primera imagen que he visto del acto ha sido muy parecida a ésta que adjunto, casi idéntica, teniendo en cuenta que la que podéis ver aquí es del 2007, y lo primero que he pensado es que se trataba de un funeral o de algo parecido: el rey y la reina, el presidente del gobierno, la presidenta de la comunidad, la ministra de cultura, los pajes, el coro y la orquesta, el jurado, las autoridades, y esa solemnidad en los atuendos y en las poses que suelen ser presagio de los últimos tránsitos.

Supongo que hay gente que se pasa la vida soñando con algo así y pone todo su empeño en conseguirlo; me refiero a este tipo de reconocimientos. No creo que sea el caso de Juan Marsé, por pura modestia, entiendo. Hay otros que desprecian radicalmente estos homenajes, y declaran categóricamente que rechazarían cualquier premio que se les pudiera otorgar (normalmente nunca llegan a ser merecedores de ellos) incluso antes de concedérselos. Tampoco es el caso de Juan Marsé, entiendo que por esa misma modestia también. Al contrario: este humilde "narrador" (como a él le gusta que lo denominen) no ha tenido ningún inconveniente en meterse dentro del chaqué, hacerse el nudo de la corbata lo mejor que ha sabido, leer su discurso según dictaba el protocolo y ponerle la mejor cara posible a su papel protagonista en esta función que, al menos visto desde fuera, parecía resultarle terriblemente incómoda.

Pero en este país (y supongo que no sólo en este país) estamos tan acostumbrados a reconocer los méritos póstumamente, que nos resulta imposible diferenciar entre la graduación y el sepelio, entre la investidura y el funeral, o entre los laureles y los entierros. Sospecho que esto tiene mucho que ver con quiénes son los encargados de repartir las medallas; sólo hay que echar un vistazo a la colección de carcamales que suelen poblar los mullidos asientos de las comisiones de expertos, de los jurados, de las agrupaciones de sabios, de los equipos de entendidos... ¡Eh! ¡Vejestorios! ¡Que es Juan Marsé! Llavároslo de cañas por el barrio de Gracia que hoy hace buena tarde y en el Verdi ponen Dulce pájaro de juventud.

jueves, 29 de enero de 2009

El inicio de la decadencia de Occidente


Era alrededor de las 19:25 horas del domingo 10 de junio de 1984. John Mcenroe ejecuta un buen primer servicio sobre el revés de Ivan Lendl que golpea cortado dejando el resto blando y a media altura, fácil para bolear de derecha y salvar el segundo punto de partido. Pero increíblemente la bola se va más allá de la línea lateral, y con ella las aspiraciones de que el zurdo norteamericano remontara el partido y se impusiera por primera vez sobre la tierra batida de Roland Garros.

En ese mismo instante fatídico del golpe fallido, mientras todos veíamos por televisión a Lendl levantar los brazos con la media sonrisa de la incredulidad y a John quedar afligido con el gesto apesadumbrado del desencanto, el cielo se cubrió de nubes negrísimas y un rayo de potencia devastadora impactaba sobre la torre Eiffel arrasando por completo la totalidad de la civilización occidental.

¿Que no os lo creéis? Lo que sucede es que a no se sabe todavía quien se le ocurró en ese momento rebobinar la cinta y dejó que la historia siguiera su curso, ese triste devenir que todos conocemos porque en él pululamos desde entonces. El talento sucumbía frente al tesón. El genio claudicaba ante el esfuerzo. La vocación era derrotada por la rutina. ¡Qué despiadada condena! Ver ese día a Lendl recoger el trofeo significaba asumir, más que el triunfo de la mediocridad, sí la derrota de lo inspirado, de lo brillante, de lo intuitivo, del don. Quedaban cerradas las puertas al imperio de las musas, de lo arrebatado, de la pasión en definitiva. Una vez más, pero ahora ya con tintes de irrevocabilidad (y esto es lo que confiere a este hecho histórico su capital relevancia) lo apolíneo se imponía a lo dionisíaco. Occidente perdía toda esperanza. Comenzaba la decadencia.

miércoles, 21 de enero de 2009

Salir guapo en la foto


Todos esperábamos oír ayer alguna frase célebre comparable a las de J.F.Kennedy o M.L.King, pero tuvimos que contentarnos con los ecos del "Yes we can" y con un montón de imágenes previsibles y, por qué no decirlo, bastante cursis y aburridas.

Harto ya de discursos vacíos y de políticas mediáticas voy a lanzar yo la mía (parafraseando en parte al primero) que a mi entender puede resultar muy útil en estos tiempos de egoísmo radical e hipocresía descarnada en los que nos ha tocado vivir.

No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, tampoco te preguntes qué puedes hacer tú por tu país, pregúntate que puedes hacer tú por ti mismo y, en la medida de lo posible, trata de salir guapo en la foto.

miércoles, 14 de enero de 2009

Leer y escribir


Cuando sentí la llamada urgente de la escritura pensé que había leído poco. Hice entonces una lista con los títulos que a través de diferentes fuentes consideré fundamentales dentro de la literatura hispanoamericana: Cien años de soledad, La ciudad y los perros, Rayuela, La muerte de Artemio Cruz, El túnel, Pedro Páramo, El obsceno pájaro de la noche... Me propuse no escribir nada hasta haber digerido bien estas obras, entendiendo que era necesario hacerlo como parte de la formación del escritor. El empacho fue monumental, y no por las obras escogidas, que son magníficas todas ellas (no hace falta que yo lo diga), sino por un error de concepto en mi estrategia. Olvidé en gran medida el placer de la lectura y me obstiné en extraer de los textos todo lo que tuvieran de aleccionador que pudiera servir a mis aspiraciones de literato. ¡Fracasé estrepitosamente! En esos textos hay arte, belleza, talento, genialidad, sabiduría y además suponen un enorme disfrute para todo el que a ellos se acerca, pero no han de tomarse como manuales didácticos porque entonces el desengaño es lamentable.

Entiendo que leer ha de servir para que la vida sea más placentera, y es en las vivencias (ya sean placenteras o no; ya sean propias, ajenas o inventadas) donde el escritor encuentra la materia prima para su labor. Leer puede ser una parte muy importante de estas vivencias, sin duda, pero la lectura enriquece la vida del escritor tanto como la del músico o la del pintor, y cada uno ha de ser capaz de extraer de ellas lo que después plasmará en sus creaciones.

Queda conmigo el goce personal experimentado al leer la prosa cautivadora de Juan Rulfo, pero creo que para la eterna formación del escritor se aprende más de una tarde de domingo en la solitaria espera junto al teléfono de esa llamada que no llega.

jueves, 8 de enero de 2009

El estornudo de la hormiga


Me gustaría oír a alguien hoy hablando de "cambio climático", y más después de haber visto ayer la ciudad de Barcelona a través de las copas nevadas de los árboles del Tibidabo. Esa expresión me ha parecido siempre una muestra clarísima de la soberbia de la especie humana, que además resulta muy útil a nuestros mandatarios como vil estrategia para tenernos atemorizados por las consecuencias devastadoras de los usos y costumbres en los que hemos sido educados (por ellos mismos) a modo de pecado original. Pero no nos dejemos engañar: cualquier atentado que pensemos que podemos hacer contra el planeta Tierra éste lo recibe con agrado, porque lo único que estamos consiguiendo es hacer el medio más inhóspito para el propio ser humano. ¿Le importa mucho a la Tierra un par de metros arriba o abajo el nivel de los mares, o algunos cientos de kilómetros de más o de menos en la capa de ozono, o unos grados más caliente o más fría la temperatura media anual? Me temo que no. La Tierra se ríe de esas preocupaciones humanas y piensa para sí: "¡Seguid! ¡Aniquilaos a vosotros mismos y libradme de vuestra plaga! Yo seguiré girando sobre mi propio eje y alrededor del sol como he venido haciendo los últimos cuatro mil quinientos millones de años, y si dentro de unos pocos me da por pensar en esa especie miserable que se denominaba a sí misma Homo Sapiens, me estremeceré lo mismo que hubieran podido estremecerse ellos por el estornudo de una hormiga".