lunes, 9 de marzo de 2015

Las cosas pueden salir bien


Que no cunda la euforia; se trata simplemente de una posibilidad basada en la tesis de la doble negación de la lógica proposicional, atendiendo a nuestro sistema normativo y a los servidores públicos que velan por su cumplimiento. Se entenderá mejor analizando la casuística.

Si las reglas fueran justas y los burócratas diligentes nuestras opciones de éxito serían aún mayores, pero convendréis conmigo en que ese no es, ni remotamente, el caso.

Leyes provechosas en manos de incompetentes conducen inequívocamente al desastre, pero que alguien me diga dónde pueden leerse esas nobles disposiciones.

Titulares íntegros aplicando normas injustas tampoco llegarán nunca a nada bueno, pero que alguien me presente a alguno de esos rectos trabajadores.

Ahora sí: códigos absurdos interpretados por funcionarios ineptos pueden hacernos albergar algún tipo de esperanza, y diría que eso es precisamente lo que tenemos: preceptos alejados de cualquier sensatez ejecutados por numerarios en permanente exhibición de su planicie intelectual y sensible.

Lo dicho: las cosas pueden salir bien alguna vez, pero no nos dejemos llevar por el optimismo, son sólo conjeturas y, además, también existen los supervisores.