miércoles, 24 de noviembre de 2010

Sobre defectos asumidos


¿Cuál es la cualidad que más admiras en una mujer?
La inteligencia.

¿Cuál consideras que es tu principal defecto?
Haber mentido en la respuesta anterior.


Fragmento de entrevista tipo test a un prestidigitador.
Suplemento dominical de La Vanguardia, mediados de los '90.

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Si el interpelado manifiesta haber mentido en la primera respuesta es porque realmente piensa que la cualidad que más admira en una mujer no es la inteligencia, aunque admite en la segunda reconocer en esto un defecto propio. Parece obvio que tiene en mente la belleza porque si fuera cualquier otra virtud (bondad, honradez, sinceridad, fidelidad, honestidad, lealtad, etc.) no resultaría controvertido hasta el punto de verse obligado a mentir.

Si no lo dice directamente es porque debe de considerarlo políticamente incorrecto. Así, puestos a hacer un análisis de la segunda respuesta, nos veremos en la necesidad de aclarar cuál es verdaderamente ese principal defecto suyo al que se está refiriendo: considerar que la cualidad más admirable de las mujeres sea la belleza y no la inteligencia, o el hecho de haber mentido para salvar el juicio de lo correcto políticamente.

Ojalá se tratara de la segunda opción, porque volviendo a la primera pregunta, fijaos en que ésta apela a lo que se admira, no a lo que se valora, se pondera, se alaba o se aplaude. Sin ánimo de complicarnos en exceso con matices semánticos, admirar implica una cierta sorpresa y asombro ante algo extraordinario o inesperado. Supongo que el entrevistado no llegó tan lejos en la interpretación del significado último de la cuestión e hizo la típica lectura de "te gustan listas o guapas". No creo que nadie se asombre hoy en día ante una mujer inteligente por considerarla como un fenómeno extraordinario de la naturaleza. Desde luego no creo que fuera el caso de nuestro prestidigitador que demostró con sus respuestas ser un tipo despierto, lúcido y sutil.

Y en el mío he de deciros que soy plenamente consciente de vivir rodeado de ellas y que valoro, pondero y alabo hasta la ovación cuantas virtudes me muestran, incluida la inteligencia, por supuesto. Pero puestos a admirar cualidades femeninas, puestos a quedarme extasiado como un bobo con la boca abierta y babeando, admiro sobre todo la belleza de mujer en todas sus posibles y múltiples manifestaciones, y nunca consideraría este acto de admirar como un defecto propio, salvo en el caso de no haberlo hecho suficientemente y en su justa medida.

11 comentarios:

David dijo...

Lo inteligente y admirable es saber asumir los propios defectos.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Si es que ya lo dijeron los del psicoanálisis y toda esa panda de sesudos, que una cosa es el yo, otra el super yo y otra bien distinta el ello.
Besos de una ella a la que también le encanta tener ello.

Rafa Torres dijo...

En su momento pensé que con la inteligencia se pueden suplir todas las demás carencias.

Después, cuando profundicé en las teorías de la Inteligencia Emocional, y sobre todo cuando pasó el tiempo, me di cuenta de que la inteligencia en sí, como la hemos entendido siempre, era muy poco para conseguir determinados objetivos.

Hoy tengo claro que lo más importante es relacionarse con buenas personas.

Pero...cómo nos gustan las tías buenas!!!

Que ya os lo digo, que soy muy básico...

alma dijo...

Bueno, creo que la mejor virtud de mujeres y hombres es no engañarse al hablar de uno mismo ;) Este lo tenía conseguido.

Un beso

mis largos pies dijo...

¿y tú qué dices, Jose? ¿qué nos dices tú?

mis largos pies dijo...

es un tema que me perturba:

http://halfbelieve.blogspot.com/2010/05/me-quieres-mas-por-guapa-o-por-lista.html

Thornton dijo...

Desde luego el tío era un mago.

Cuando de crío tenía que elegir entre varias opciones y dudaba, mi yaya me contaba siempre la misma historia: "Un niño al que preguntaban, ¿qué quieres pan o leche? Y el niño contestaba, mi mamá siempre me da sopitas".

Un abrazo.

Jose Lorente dijo...

Estrella, ...y las virtudes.

Isabel, lo más problemático suele ser el "eso", que normalmente es su prima y tampoco baila.

Rafael, para llegar a la conclusión de que lo más importante es la bonhomía (tanto en las mujeres como en los hombres) hay que ser inteligente.
¡Pero cómo nos gustan las tías buenas!

Almalaire, me gusta ese cambio de imagen. Se te ve guapa e inteligente (no necesariamente en ese orden) y/o, si lo prefieres, sincera contigo misma.

Tus largos pies, me agrada que tengas interés en lo que yo diga. De hecho había pensado incluir en la entrada algunas reflexiones al respecto, pero después me pareció mejor dejarla así y que esas reflexiones las hiciéramos entre todos. Igual me animo y las añado ahora después de haber leído vuestros comentarios.

Thornton, hay que ser un auténtico mago de la dialéctica para salir airoso de algunos interrogatorios.

Muchas gracias a todos por pasar por aquí y comentar. De forma excepcional he preferido en esta ocasión esperar a leer lo que os sugería el texto antes de publicar mis propias reflexiones. Como siempre, vuestros comentarios han ayudado a aclarar mis ideas y ahora me siento en condiciones de completar la entrada.

Un abrazo y hasta pronto.

Jesús Cánovas dijo...

“Al fin vi a Sally que bajaba por las escaleras y me acerque a recibirla. Estaba guapísima. De verdad. Llevaba un abrigo negro y una especie de boina del mismo color… … En el momento en que la vi me entraron gana de casarme con ella.”
Con estas palabras de Holden lo digo todo.

Pero, además hago mió tu último párrafo de la pe a la pa.

Lo siento, soy un tardón en comentar.

Jose, un abrazo fuerte.

Carlos dijo...

He sido un poco tramposo y me he esperado a la respuesta más inteligente: la tuya. Ha sido como deshacer la paradoja. Me quito el chapeau. Un abrazo.

Alba 3,1416 dijo...

La inteligencia y/o la belleza.
Las respuestas politicamente correctas.
Caxissss con los clixes.
De cada persona me puede gustar lo externo o lo interno, pero por suerte no estoy condicionada a ser observada por el entorno.
Jose, me gusta leerte.
Un abrazo